Capítulo 32

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Marcus apoyó su mano en mi espalda al bajar las escaleras, un gesto raro por parte de él, pero no extraño al final

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Marcus apoyó su mano en mi espalda al bajar las escaleras, un gesto raro por parte de él, pero no extraño al final. Ya habíamos transitado por varias situaciones en donde esa acción se replicaba y aunque al principio parecía ser sorprendente para ambos, no era algo sumamente incómodo. No había fotógrafos en esta ocasión y un hombre que tenía aspecto de ser un guardia de seguridad nos indicó hacia dónde debíamos dirigirnos, una camioneta gris nos llevaría a la casa donde nos hospedaríamos hasta que Marcus pudiera controlar la situación.

Esperamos hasta que colocaron las maletas de ambos en la parte de atrás y sonreímos tensamente al ubicarnos dentro del auto, estábamos cerca y debíamos seguir fingiendo. Por lo que escuché en estos pocos minutos eran guardias del amigo de Marcus y creía que por esa razón él estaba un poco tenso, tal vez lo desconocido en esta situación peligrosa no era bueno de transitar.

—¿Quién es tu amigo misterioso?

—Alexander —se acomodó la gorra.

—Completamente genial —solté con sarcasmo y él se giró levemente para mirarme.

—No te cae bien, es evidente.

—Es egocéntrico —suspiré mientras respondía en voz baja—, de mala manera. Tiene una vibra rara y perdón por decirlo sé que es tu amigo.

—No es mi amigo, solo me debe varios favores —sonrió.

—Pensé que eran amigos, creo que todo el mundo lo piensa.

—Ya lo describiste Nichole —respondió, parecía que disfrutó mi comentario porque dijo mi nombre con un tono diferente.

—Eso me saca un poco la presión, a veces digo cosas y no tengo un filtro. Después me meto en problemas. —Sonreí por lo último.

—Supongo que es una característica tuya.

No respondí más porque aquellos guardias que iban en la parte delantera del auto parecían que querían escuchar la conversación, esperaba que la música que sonaba en la radio y nuestras voces bajas al charlar fueran un impedimento.

El día estaba nublado y no era tan pesado como pensé, por suerte había elegido un vestido para usar porque sentía un poco de humedad, que al final era molesta. Mi vestido negro era un poco largo con estrellas que ayudaban a darle un poco de vida, lo combiné con unas balerinas del mismo color y gracias a Dios me recogí el pelo en un moño ajustado.

Al pasar los minutos, veinte para ser exactos, llegamos a lo que suponía que era la casa de Alexander. Era completamente gigante, tenía un inmenso jardín con una fuente y una estatua en la misma, arbustos con diferentes formas y longitudes que estaban pulcramente recortados dándole a la casa una estética hermosa.

El auto frenó en el estacionamiento, que era para otros dos autos más, y otro guardia abrió la puerta para que pudiera bajar, todo era exquisitamente... lujoso. El estilo era lujo con un toque antiguo, se apreciaba más en los detalles de la casa, como las molduras.

Solo quiero estar a tu ladoWhere stories live. Discover now