— Aggg —Elisa descansó su cabeza sobre el sofá, acostada sobre este, miraba con resignación el techo de la lujosa habitación de estar.
De repente una cabellera castaña y unos ojos verdes se interpusieron en su campo de visión.
— ¿Hermana? ¿Qué haces?
La niña de cabellos rosados suspiró y miró a su acompañante.
— Olivia —alargó el nombre de la castaña—. ¡Estoy aburrida! —Se quejó.
La ojiverde le sonrío.
— Siempre estabas acompañada por Keith, ahora debes extrañarlo —mencionó.
Elisa hizo un tierno puchero lo cual hizo reír a su hermana.
— ¡No te burles! —chilló ella—, además, ¡tú siempre acompañas a Julian!
El rostro de la castaña se enrojeció.
— Ahh, mis dos hermanas son unas tontas —Unas palabras cansadas se escucharon y las dos niñas voltearon a ver al de cabellos plateados quien entraba a la estancia—. Ustedes —Las señaló—. Me han dejado, ¿cómo van a pagar tal pecado? —Se mofó.
Ambas niñas se miraron entre ellas y sonrieron, yendo a abrazar al joven mientras este resoplaba y sus hermanas se aferraban a él.
— ¡Eres muy lindo hermanito! —mencionó Elisa.
— ¡Te queremos mucho Platinado! —Se burló Olivia a causa del cabello del chico.
— Ya déjenme, sin vergüenzas, ¡me darán caries! —Se quejó pero ninguna se soltó y luego de unos pocos segundos de resistencia terminó devolviendo el abrazo.
(...)
Las vacaciones habían acabado y por ende, los Kodai más jovenes llegaban nuevamente al Imperio Valquiria.
— Aich, hace mucho no tomaba esta forma, se siente un poco extraño —comenta Julian dándose leves golpecitos en los hombros.
Keith se mantiene en silencio observando a través de la ventanilla del carruaje.
— ¡Oye! ¡Préstame atención! —Se queja el rubio y observa con atención al pelinegro—. Hey, ¿por qué estás tan ancioso? —cuestiona.
— No estoy ansioso —replica este.
— Si lo estás, siempre muerdes tu mejilla izquierda cuando piensas profundamente en algo, estás molesto o preocupado —contradice Julian, con aires de orgullo al conocer tan bien a su amigo.
Este resopla rendido.
— La semana anterior fue el cumpleaños de Elisa, quería darle un regalo —explica.
— Oh, es cierto —El rubio se sorprende al recordarlo y luego se encoge de hombros—. Tu cumple fue a principios de vacaciones, si te dice algo solo exscúsate de que ella tampoco se acordó.
Keith hace una mueca ante la incomprensión de su amigo y solo cierra su boca, no dispuesto a discutir con él.
(...)
— Elisa, ten cuidado —pide Erik ayudando a bajar a su hermana dándole su mano—. Tú también Olivia —Esta vez ayuda a la castaña.
— Gracias Erik —agradece Olivia pero Elisa no llega a hacerlo.
Antes de pronunciar cualquier palabra de agradecimiento ve como de una carroza descienden dos niños que reconoce a la perfección, y su rostro se ilumina ante la presencia de uno de ellos.
— ¡Keith! —chilla emocionada recogiendo su vestido amarillo con sus pequeñas manitas.
— ¡Señorita Elisa! ¡No corra! —exclama Madame LeCar inútilmente.
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La prometida del Príncipe de las Bestias [Libro 1 Imperio de Rosas]
FantasyElisa es la princesa heredera del Imperio Valquiria, sin embargo nadie conoce su identidad y ha nacido con un secreto. A la edad de seis años tiene que asistir a la Academia DelSair para nobles humanos y bestias donde conoce a dos personajes muy cur...