xiv. jealous, venus?

959 85 33
                                    

▓▓▓▓▓ ┇Una ladrona viene en nuestra ayuda

pov percy

He aquí mi definición de la cosa menos divertida del mundo: volar en pegaso hacia un helicóptero fuera de control. Si Spike no hubiese sido un virtuoso de las acrobacias aéreas, habríamos acabado cortados en pedacitos de confeti.

Oí a Rachel dando gritos en el interior del helicóptero. Inexplicablemente, ella no se había quedado dormida, pero al piloto sí lo vi derrumbado sobre los mandos y sacudido por los bandazos del aparato, que descendía dando tumbos hacia el flanco de un bloque de oficinas.

—¿Alguna idea? —le pregunté a Venus.

—Tú ocúpate de dirigir a Spike y de guardar las distancias —repuso.

—¿Y tú qué vas a hacer?

Por toda respuesta, gritó «¡Arre!», y Spike se lanzó en picado.

—¡Agáchate! —alcancé a oírla decir.

Pasamos tan cerca del rotor que sentí como si la fuerza de las aspas me arrancara el pelo. Nos situamos a toda velocidad junto al helicóptero y Venus se aferró a la puerta.

Entonces se complicaron las cosas.

Spike se golpeó un ala con la plancha del helicóptero y cayó conmigo a plomo, dejando a Venus colgada del aparato. El terror me impedía pensar, pero mientras el pegaso se precipitaba al vacío llegué a ver a Rachel tirando de Venus para meterla en la cabina.

—¡Aguanta! —le grité a Spike.

«El ala —gemía—. La tengo machacada».

—¡Puedes hacerlo! —A la desesperada, traté de recordar lo que Silena solía decirnos en las clases de equitación con pegaso—. ¡Relaja el ala! ¡Extiéndela y planea!

Caíamos verticalmente hacia el suelo, ya a menos de treinta metros. En el último momento Spike consiguió extender las alas. Los centauros nos miraron boquiabiertos mientras recuperábamos la horizontal y recorríamos unos metros para aterrizar finalmente dando tumbos y rodar —pegaso y semidiós juntos— por la acera.

«Ay —gimió Spike—. Mis patas. Mi cabeza. Mis alas».

Quirón llegó al galope con su botiquín y empezó a curarle las heridas.

Me puse de pie penosamente. Al levantar la vista, se me subió el corazón a la boca: el helicóptero estaba a punto de estamparse contra el edificio.

Y entonces, milagrosamente, volvió a estabilizarse. Describió un círculo, se quedó suspendido en el aire y, lentamente, comenzó a descender.

Pareció tardar una eternidad, pero por fin tomó tierra en medio de la Quinta Avenida con un golpe sordo. Atisbé a través del parabrisas y no di crédito: era Venus quien estaba a los mandos.

* * *

Me adelanté corriendo mientras los rotores aminoraban poco a poco. Rachel abrió la puerta lateral y arrastró fuera al piloto.

Todavía iba vestida como si estuviera de vacaciones, o sea, con pantalones cortos, una camiseta y sandalias. Tenía el pelo enmarañado y la tez verdosa a causa de aquellas acrobacias imprevistas.

Venus fue la última en bajar.

La miré maravillado.

—No sabía que pudieras pilotar un helicóptero.

—Ni yo —contestó—. Pero Ivy y Rem están obsesionados con la aviación. Además, Dédalo tenía algunas notas sobre máquinas voladoras. Así que he manejado los mandos por deducción.

¹ 𝑈𝑁𝑇𝐼𝐿 𝑇𝐻𝐸 𝐸𝑁𝐷 ❪ hp x pjo ❫Où les histoires vivent. Découvrez maintenant