02; 𝐟𝐞𝐧𝐜𝐢𝐧𝐠

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Emma se despertó por todo el ruido que comenzó a haber en aquél lugar. Claro, dejando de lado que alguien por fuera estaba tocando su puerta como si quisiera romperla.

Se levantó de la cama. Estaba bastante despeinada y apenas podía abrir los ojos. Era la primera vez en más de un año que se sentía libre, sin sus padres, sin golpes, sin gritos. Caminó a paso lento hacia la puerta y la abrió. Se llevó un gran susto cuando en cuestión de segundos, la chica rubia entró dando saltitos junto a su gran sonrisa.

Emma cerró la puerta luego de que reaccionó. Se frotó los ojos con ambas manos mientras se volteaba en dirección a Enid.

─¡Hola, nueva amiga!

La rubia se dirigió con los brazos abiertos hacia Emma, pero ésta simplemente dio un paso atrás. Una de sus muchas reglas: puedes hablarme, no tocarme.

─No contacto físico. Bien.

Enid bajó sus brazos y los cruzó por detrás de su espalda. Emma pudo distinguir el cambio en el rostro de la chica. Decepción. Estaba acostumbrada a aquella mirada.

─Bueno, ayer mencioné que vendría para darte tu horario de clases, así que...─ Buscó por las bolsas que tenía su saco color morado y sacó un papel─ Toma. Tienes las mismas clases que yo, así que no hay ningún problema.

Emma tomó el papel y observó todas las clases que tendría. Se detuvo en una que le llamó la atención, también porque era la primera clase a la que tendría que asistir.

─¿Esgrima?

─Oh, es fácil. Solo...

─Gracias, sé como se juega.─ Emma levantó la mirada y pudo ver a la rubia algo incómoda.─ Es que... bueno, no pensé que aquí lo practicaran.

─El esgrima es un deporte muy conocido, incluso para los normis, pero aquí practicamos muchas cosas que son algo extrañas.

Emma asintió levemente, luego pudo notar otra cosa. El uniforme.

Volvió a levantar la mirada para ver a Enid, pero la chica estaba entretenida viendo unos dibujos que la misma Emma había hecho mientras su encierro. Le dio algo de alegría al ver que alguien al menos los notó.

─Enid.

La mencionada volteó inmediatamente con otra gran sonrisa. Vaya que se emociona con todo. Muy sentimental, pensó Emma. La rubia se acercó a la castaña.

─¿Yo tengo uniforme? No quiero ser la única rara...

─¡No eres rara! Por favor no vuelvas a decir eso delante mío. Y claro, tienes un uniforme, solo que el tuyo es gris. Lo adaptan a tus colores más usados.

─¿Dónde está?

─En dirección. Tranquila, iré yo. ¿Quieres que te traiga el de esgrima también? Igual es gris.

─Sí.

─Bien. No te escapes, regreso en 5 minutos.

Enid se dirigió a la puerta de nuevo con esos extraños saltos que hace. La abrió, pero antes de salir, se volteó hacia Emma y con una sonrisa le dijo:

─No se si te gusten los cumplidos, pero te ves linda despeinada.

Y dicho esto, salió, cerrando la puerta por detrás.

¿Linda? ¿Soy linda?

. . .

Pasaron poco más de 5 minutos cuando Enid, esta vez en lugar de golpear, entró sin más a la habitación. Emma la estaba esperando sentada en la cama, por lo que se levantó cuando vio a la rubia.

𝙊𝙪𝙧 𝙉𝙞𝙜𝙝𝙩; Wednesday AddamsWhere stories live. Discover now