"Eres todo lo que siempre necesite para ser feliz"
Existe una mafia liderada por un hombre, al cual todos conocen por Jeon; un alfa puro que vive entre las sombras dominando el mundo a su favor.
Todos saben que el cuida de los suyos como una manada;...
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Unas semanas después, Jungkook tenía cargando a San en un brazo mientras que con el otro daba leve golpecitos en su espalda para sacarle el airecito después de comer.
Los cachorros alfas eran más apegados a mamá, los cachorros Omegas eran más apegados a papá; esta vez Jungkook sentía el ego por los cielos, ya que su hijo lo buscaba en todo momentos para poder dormir en paz. Y el alfa no se negaba a darle todas las atenciones a su hijo.
Taehyung se estaba dando una merecida ducha en el jacuzzi. Su alfa había mandado a llamar a un par de betas de ahí de Ginebra, para que le brindaran a su omega una sesión de masajes para relajar su cuerpo.
Mientras que él cuidaba a sus hijos.
Tenía a San en el portabebés, profundamente dormido a un costado de él, mientras que jugaba con Hyunjin a construir cosas con los bloques de madera que le habían dado hace tiempo y el guardaespaldas personal de Hyunjin, Bam, estaba en la veterinaria para canes, ya que le tocaba un baño, tratamiento para su piel y algunas dosis de vitaminas.
Desde su primer cumpleaños y las dos navidades de Hyunjin, Taehyung ordenó regalar algunos juguetes a los niños que no tenían las posibilidades de obtenerlos; pues Hyunjin podría obtener todos los juguetes que quisiera más adelante. Así que el alfa acató las órdenes de su omega y mandó con algunos de sus guardaespaldas a regalar los juguetes a los pueblos cercanos de ahí.
Jungkook sintió nostalgia, porque recuerda que su papá, en cada navidad hacía lo mismo.
──¿Qué color es este Jinnie?──preguntó Jungkook, señalando uno de los bloques que había acomodado frente a los pequeñitos.
──Achul.──dijo Hyunjin.
──Muy bien bebé, ¿y este que color es?
──Anadanjado.──respondió, señalando el cubo.
──¡Que inteligente eres cachorro!──sonrió Jungkook, alzó su mano para acariciar la mejilla de su hijo.──Ahora, sigamos con los números, ¿si?, del uno al cinco.
Hyunjin asintió.
──Uno... dosh... tles... cua-to... y cin-po.──dijo Hyunjin, señalando con sus deditos la cantidad de bloques que había frente a él, separados por cantidades.
──¡Mierda, eres un genio!──murmuró Jungkook.
──¡Mied-da!──repitió Hyunjin.
Jungkook se tapó la boca, ¡doble mierda!, negó con la cabeza y volteo a ver a la puerta si de pura casualidad el espíritu de Taehyung se asomaba por ahí.
──¡Mied-da!──dijo otra vez Hyunjin.
──Shh, no amor, no decimos esa palabra, esa palabra es del grosero de tu tío Mingyu, el invento le pertenece a él.──dijo Jungkook.