Mío

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Suspiró estresado mientras se estiraba en el asiento trasero del auto, iba camino a la casa que compartía con Quackity después de todo un día de estrés y más estrés.
Habían comenzado a rastrear la fuente del comprador de aquellas flores extrañas que contenía el inhibidor modificado, era solo cuestión de tiempo para dar con el culpable, o para que este los descubriera y arruinara todo.

El chófer se estacionó justo enfrente de la casa y con un agradecimiento bajó del auto.

Le dolía la cabeza, habían pasado tantas cosas en un corto lapso de tiempo y su mente recién comenzaba a procesar todo.
Había estado pensando en su accidente con Quackity, si llegase a quedar embarazado lo solucionarían. Él en lo personal estaría dispuesto a críar a un niño y más si era junto al chico que movía su mundo; pero el problema no era lo que él quisiera, era lo que el pelinegro decidiría.

Abrió la puerta de la casa de dos pisos y aspiró hondo, el aroma a Quackity inundó sus fosas nasales junto a otro dos aromas.

Reconocía uno, el de Axozer.

Pero el otro era el de un alfa, un alfa que no conocía en lo absoluto.

Frunció el ceño y olfateo un poco más mientras se acercaba a los sofas donde descansaban las copas vacías de vino.

Ese alfa tenía impregnado el aroma de Auron.

Su mente se alertó en un instante, pensando lo peor y sintiéndose presa del pánico lanzó su maletín al sofá y salió corriendo hacia la habitación del pelinegro, subió los escalones sin cuidado y dando tropezones. El aroma amargo de Quackity le llegó de golpe, pero no era miedo, más bien, era tristeza.

Se detuvo frente a la puerta algo confundido y la abrió dudoso, encontrandose al pelinegro que dormía aferrado al pecho de un chico de cabellera blanca y pequeñas orejas de oso. Su estómago se contrajo por celos y enojo.

¿Por qué carajos estaba Quackity con otro alfa en su cama?

Sin poder evitarlo su aroma comenzó a desprender de su cuerpo, despertando inevitablemente a ambos chicos que habían estado plácidamente dormidos; Quackity parpadeó algo confundido mientras fruncía la naríz y se incorporaba en su lugar frotándose los ojos.

Rubius lo imitó y se quedó estático al cruzar miradas con el castaño que lo veía furioso.

Mierda, me quedé dormido.–murmuró más para si mismo.

–¿Qué mierda pasa aquí?– la voz monótona de Luzu hizo estremecer al menor.

–Nosotros estábamos bebiendo, Axozer estuvo aquí y luego...– bostezó ladeando su cabeza.– Rubius me trajo a dormir y le pedí que se quedara.

–¿Y por qué harías eso?– soltó en un gruñido con sus rubíes fijos en el pelinegro.

–Mi alfa me dejó solo en plena crisis, necesitaba a alguien que me consolara.– Quackity le sostuvo la mirada con rabia.

Aún seguía dolido por eso.

Rubius se removía nervioso en su lugar, temía que si hacía un movimiento en falso Luzu terminaría atacandolo.

–Quiero que te largues de mi casa.–mencionó ahora observando al peliblanco que asintió rápidamente.–Ya.

Lo observó levantarse torpemente de la cama para salir a pasos apresurados y torpes de la habitación, dejando en un eco el sonido de la puerta de la entrada cerrandose al salir de aquel lugar inundado del aroma del alfa molesto.

–¿Puedo seguir durmiendo?– el pelinegro bufó enfadado y Luzu gruñó como respuesta.

–¿De verdad, Quacks?– apretó los puños al cruzarse de brazos, tratando de contener las ganas que tenía de castigar al pequeño Omega desobediente y sarcástico que parecía estarlo ignorando.

Unholy | Luckity - Omegaverse 🔞Where stories live. Discover now