Tintes y cigarrillos

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Nro de palabras: 1590

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El ruido de la alarma se hizo presente en la habitación.

Anne: Mmm– la chica se levantó fastidiada– no me quería despertar– miro hacia su ventana, aún estaba oscuro, era más o menos las cinco de la mañana– bien, comencemos otro día de mierda- y así se levantó de su cama para dirigirse al baño.

Anne Martinez, era el nombre de aquella chica de cabello oscuro con mechones rubios. A sus dieciocho años está vivía sola en un pequeño departamento con su gato.

Anne: Pareces drogadicta– se dijo a si misma en el espejo con algo de diversión.

Caminó hacia fuera de la habitación para llegar a la cocina y prepararse un café.

Anne: Buen día Kona– saludó al pequeño minino que estaba acostado en el sillón– Veamos dónde dejé la estúpida caja– revisaba el lugar– ¡Aquí están!– sonrió encontrando la cajetilla de cigarrillos– desayuno de campeones.

Se dirigió hacia el pequeña balcón y se dispuso a tomar su café y fumar mientras veía el amanecer.

Anne: Cosas como estas me hace decir que amo la vida– le dió una calada al cigarrillo– pero, después me acuerdo de toda la mierda que hay en ella, y se me pasa– la chica estaba en ropa interior y una camisa de tirantes, podía sentir como la suave brisa chocaba con su cuerpo– ya me dió frío– dijo para tomar el último sorbo de su café y botar la colilla.

——♡——

—¡Vamos a la fiesta será divertido!– exclamó su amiga desde el otro lado de la línea.

Anne: No lo sé Brianna, ya se me están haciendo aburrida y... ¡Claro que iré!– dijo acariciando al felino en sus piernas.

Brianna: Ya decía que estabas enferma– se rió un poco– nos vemos a la ocho– dijo para colgar.

——♡——

Anne: vierta el contenido y mezcle muy bien y...– leyó la instrucciónes del paquete– no se para que carajos estoy leyendo esto, si ya me he teñido el pelo mil veces– dijo mezclando– que sea lo que Dios quiera– dijo para aplicar el tinte en su pelo.


(...)

Brianna: ¡Amo como quedó tu pelo!– dijo viendo el tono morado en este– Siempre te haces locuras que quedan geniales.

Anne: Gracias– sonrió– ¿Y de quién es la fiesta.

Brianna: del amigo de un amigo de una amiga– dijo y la más alta sonrió.

Anne: algunas cosas nunca cambian– sonrió llegando a la entrada de dicha fiesta.

(...)

La pelimorada estaba recargada en una pared mientras en su mano tenía un vaso con algo de bebida. Su amiga estaba coqueteando con alguien por lo cual ella decidió dejarle un rato.

Ese pequeño momento a solas le hizo pensar en cómo cambió tanto. Pasó de ser la chica energética de lentes que amaba pintar, ser una que suele teñirse el pelo tantas veces transformándola en alguien diferente cada que lo hacía.

Mini historiasWhere stories live. Discover now