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El eco de la música de ambiente y los ruegos de las mujeres que aclamaban por una nueva exhibición de aquellos atractivos strippers sonaban muy lejanos para ti, ya que la sangre tronaba en tus oídos al tener el corazón acelerado. Tu piel vibraba como si te hubieran acariciado con un cable pelado conectado a la corriente, creando chispas y hormigueos que se distribuían por tus extremidades como impulsos eléctricos que surgían de la zona más privada de tu cuerpo. Agradecías que la gorra policial de Spicy Candy ocultara tu anhelante mirada por el rubio ceniza cuando inclinaste ligeramente tu rostro hacia abajo, siendo una falsa reacción de exaltación por el agudo chillido de Ashido, creyendo tanto ella como tus acompañantes que te habías encogido por el fuerte zarandeo de tu amiga...

Y no por tus desvergonzados e ilícitos pensamientos.

Ella te tomó por los hombros y gritó a los cuatro vientos la envidia que te tenía por recibir ese show tan sensual por parte del bailarín más deseado de Vicious Fantasy. La escuchaste aclamar que en todas sus visitas al bar erótico en ninguna ocasión había visto a Spicy Candy actuar así, a pesar de que siempre ponía todo su cuerpo policial al servicio de las ciudadanas y las sometía bajo sus estrictas órdenes. No toleraba desobediencias y demandaba tal respeto a su "profesión" que si alguna osaba sobrepasarse de sus límites... él no dudaba en castigarla durante el resto de la noche.

—Una vez le vi sacar unas esposas y atar las manos de una chica al respaldo de su silla porque ella se atrevió a darle una nalgada sin su permiso. —Ashido comentaba desde tu regazo, pues había decidido sentarse sobre tus piernas al tener un mareo repentino por la subida del alcohol—. La abandonó ahí toda la noche hasta que tuvo que acudir Hot Cherry al final de la velada para desatarla y pedirle disculpas por la sobrada actitud de Spicy Candy.

No dudaste de su relato porque habías visto lo que él era capaz de hacer.

Aún sobre tus muslos —y con su brazo izquierdo rodeando tus hombros para sostenerse—, Ashido hizo un gesto de llamada con su mano para que todas os acercarais y os reunierais en un corrillo alrededor de la mesa. Luego, ella ahuecó el lateral de su boca con el dorso de su mano y, como quien ocultaba un gran secreto y tenía una revelación divina, miró a los rostros expectantes de sus amigas con los ojos muy abiertos.

—¿A alguna más le entró hambre al ver sus abultados paquetes?

Rápidamente cruzasteis miradas, preguntándoos si lo estaba diciendo en serio o eran las numerosas copas que había tomado las que hablaban por ella. Jirō reaccionó la primera cubriéndose el rostro con una mano, solo para recordar que esa misma palma se había paseado sobre el torso desnudo de Golden Buttock; la retiró a la velocidad del rayo de sus coloreadas mejillas y apartó la vista a un lado, dejando que Uraraka quedara boquiabierta y observándola de manera inquisitiva como si no hubiera entendido la comparativa de Ashido.

Otra más que estaba muy perjudicada por el alcohol y con las hormonas tan revolucionadas que era incapaz de sumar dos más dos sin añadirle decimales.

¿Eh...? —la castaña murmuró, conectando finalmente las neuronas de su cerebro cuando Momo se inclinó hacia ella y le susurró la información que le faltaba por procesar—. ¡¿Eeeeeeeeh?! —exclamó con un rubor tan fiero que te hizo romper a carcajadas al no contener por más tiempo la risa que te produjo la pregunta de Ashido.

Porque, al menos, tu respuesta quizás sí era afirmativa...

—Tengo sed. Pediré un trago en la barra después de ir al baño. —Excusaste tu calentura y la ligera sensación de humedad en tu piel con la necesidad de un largo sorbo de agua fresca y fría, aunque estabas segura de que ir al servicio a refrescar un poco tu cuello sería más efectivo con hielo del ártico.

More Spicy, but still Candy (+18) [BakugouxLectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora