3. Amigos

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Me desperté a media madrugada porque no tenía nada de sueño, así que me puse con el móvil a ver historias de Instagram

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Me desperté a media madrugada porque no tenía nada de sueño, así que me puse con el móvil a ver historias de Instagram. Claramente con el volumen quitado para no despertar a Gavi.

—¿Qué haces despierta a estas horas?— dijo bajito.

Literalmente me asusté muchísimo, no me lo esperaba para nada.

—Que susto— dije con la mano en el pecho y la respiración agitada. Este se rió como si no hubiera hecho nada.

—Perdón— siguió riéndose —me pensaba que estabas dormida—.

—Es que no tengo sueño— apagué el móvil y puse la linterna para vernos un poco más.

—Yo tampoco tío, se duerme más mal aquí en esta cama— se quejó y se giró hacia mi.

—Que me vas a decir tu a mí...— reí ante su comentario.

—¿Llevas mucho tiempo aquí?— se cruzó de brazos.

—Cerca de un mes—.

—Madre mía— dijo sorprendido.

Nosotros estábamos hablando todo el rato bajito para que no nos regañasen las enfermeras ni nada.

—¿Y crees que te queda mucho tiempo aquí?— volvió a preguntar.

—No lo sé, pero yo estoy harta ya—.

—Normal, si es que, aquí dentro no puedes hacer nada— complementó Gavi.

—Ya, encima ahora llega el verano y lo más probable es que me toque pasarlo aquí—.

—¿Y tus amigos?— preguntó.

—Buena pregunta— chisté —No pueden venir a verme—.

—¿Y eso?— volvió a preguntar. Me he dado cuenta de que no para de preguntar cosas.

—Dicen que el hospital les pilla muy lejos de sus casas y no pueden venir—.

—Que tontería, se pueden pillar el 15 o el 20– dijo refiriéndose a los autobuses.

—Ya, pero tampoco les voy a insistir mucho, ¿sabes?— pausé —no quiero ser pesada—.

—No lo eres, pero que lleves cerca de un mes aquí y que no hayan venido a verte, no sé...— empezó a mirar para adelante —para mi eso no son amigos—.

—Para mí tampoco pero qué hago— elevé un poco el tono de voz —no tengo más amigos, y aquí, pocos amigos puedo hacer—.

—Oye— me miró —y yo que—.

—¿Que tu eres mi amigo?— pregunté.

—Pues claro, yo soy mejor amigo que tus amigos—.

—No tiene gracia eso— le tiré una bola de aluminio que había en la mesa en plan broma mientras me reía.

—No, ya enserio, yo si te considero mi amiga—.

—Que mentiroso eres, seguro que cuándo salgas ya no te acordarás ni de mi nombre—.

—Te llamas Sophia—.

—¿Cómo lo sabes? Si no te lo he dicho—.

—Se lo escuché a la enfermera esta que viene siempre a verte, como se llamaba...— se quedó pensando.

—Irene— completé.

—Eso— dio un chasquido —Irene— repitió.

—Ósea que de su nombre no te acuerdas pero del mío si ¿no?— reí.

—Solo me acuerdo de lo que quiero— sonrió.

Entró alguien en la habitación y vio el panorama que teníamos Gavi y yo ahí. Cuando le enfoqué con la linterna pude ver quién era, era Irene, al ver que era ella me empecé a reír.

—Hablando del rey de Roma— dijo Gavi riéndose.

—¿Estabais hablando de mi?— preguntó Irene.

—No exactamente— respondí yo.

—Anda, iros ya a dormir que se os escucha desde afuera— nos ordenó.

—Vale— dije apagando la linterna del móvil —Buenas noches Irene— dije acomodándome.

—Buenas noches Irene— repitió Gavi.

—Buenas noches chicos— dijo cerrando la puerta.

Al día siguiente...
Me levanté y lo primero que vi fue a mi hermano al lado mía durmiendo. El termina de repartir a las doce pero no vuelve hasta las tres de la mañana, se suele quedar limpiando, ordenando cosas...

Normalmente lo suelo despertar, pero son las nueve de la mañana y solo habrá dormido cinco o seis horas así que lo voy a dejar durmiendo.

Me fui al baño a hacerme una coleta nueva, mi cama es la que está más cerca del baño y de la puerta. Mientras iba al baño me estaba quitando la coleta que ya tenía hecha, pero la solté de una mano y con esa mano me agarré a la esquina de la pared porque me dio un pequeño mareo.

—¿Estás bien?— se escuchó desde la otra cama. Era Gavi, no se como lo hace para estar pendiente a todo.

—Si, si— entré al baño.

—¿Segura?— insistió.

—Si—.

Obviamente no le iba a decir que me había dado un mareo, no quería preocuparlo ni a él, ni a mi hermano, que estaba todavía dormido.

Desde el espejo del baño vi como una enfermera entraba a la habitación, no era Irene. Irene solo tiene turno de tarde y noche los fines de semana y los días normales solo está por la tarde. Esta mujer se llama Carmen, es muy maja pero no me cae igual de bien que Irene, Irene es como una tía para mí.

—Buenos días Sophia— dijo al verme en el baño — ¡Uy!— se sorprendió —¿y este chico?— dijo refiriéndose a Gavi.

—Se llama Gavi— dije asomada desde la puerta del baño mientras me hacía la coleta —vino ayer—.

—Me llamo Pablo, Gavi es más para los amigos— me miró y me guiñó un ojo.

No se porque pero que hiciera eso me hizo mucha gracia. Me volví a meter en el baño y me seguí haciendo la coleta.

 Me volví a meter en el baño y me seguí haciendo la coleta

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(𝐍𝐨)𝐬(𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬) || GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora