20. No. (+18)

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Elizabeth.

"¡No, Leo!" "¡Leo, despierta, joder!"

"Lo sentimos mucho"

"¡Leo!"

-¡Leo! - grité y me levanté espantada. Vi el techo de la habitación de Scarlett. Estoy completamente sudada.

-¿Qué ocurre? Estás acelerada.

Scarlett se sentó a mi lado y me observó algo adormilada.

-He tenido pesadillas otra vez. - jalé mi cabello y sentí su palma acariciar mi espalda en círculos. - No lo entiendo, siempre es Leo... Está en todas mis pesadillas. Mi mayor temor es perderlo y lo tengo durmiendo en la habitación del final del pasillo. Siento que estoy volviéndome loca, Scarlett...

La rubia apoyó su cabeza en mi hombro.

-Tal vez debes darte un baño, estás sudada y eso te hará mejor para relajarte y oler mejor.

Sonreí. Dejó un beso en mi hombro y me puse de pie. Fui hasta el baño a oscuras y me metí a la tina, pero aunque la luz no fue encendida, la vi prender un par de velas en la oscuridad.

-Estar a oscuras te dejará el ánimo por los suelos. Un poco de luz estará bien.

Sonreí.

-Es como tú en mi vida. Un poco de luz que siempre está bien... - murmuré.

-¿Quién diría que tendrías un lado dulce?

-¿Como el chocolate?

-Así mismo.

-Me agrada eso...

Ella sólo sonrió. La sentí dejar algo de jabón en mi cabello, masajeando la zona de forma suave y bajando hasta mis hombros.

Sus uñas se clavaban lentamente en mi cuero cabelludo. Dejé ir un suspiro y ella siguió en lo suyo. Realmente sabe donde tocar para relajarme. Luego de lavar mi cabello se dedicó a masajear mis hombros por cinco minutos que no quería que acabaran.

-Me gusta como usas las manos, Scarlett.

-Ya, lo sé... Leí algo sobre masajes en internet. Esperaba que te guste como lo hago.

-Me gusta mucho. - dije yo.

Me extendió la toalla y salí de la tina. Me quité la ropa interior y me envolví en ella.

Scarlett puso otra toalla alrededor de mi cabello y luego se acercó a buscar algo en la repisa, pero al moverse tan rápido, una de las velas cayó sobre la basura.

No me habría espantado, de no ser porque las llamas tan altas me hicieron rememorar cosas que no sabía de donde habían salido.

-¡Leo, no! -grité mientras subía las escaleras.

Una parte de ésta se rompió y aún así logré llegar hasta la habitación donde mi pequeño dormía. Traté de abrirla y la manija estaba demasiado caliente. Me quemé la mano y no me quejé.

-¡Leo! ¡Leo!

Empujé una vez tras otra la puerta con toda la fuerza que tenía sin obtener resultado alguno. Grité nuevamente, mi bebé tiene un mes, él no va a oírme ni a entender y aún así, la desesperación es más fuerte.

-¡Ábrete, joder!

Me aferré a la escalera y me impulsé hasta la puerta, la derribe y corrí hasta la cuna de mi pequeño. Vi dentro de ella como mi hijo yacía con los ojos cerrados y los labios morados.

No podía bajar por la escalera, pero sabía que lo que quería hacer era una locura. De cualquier forma estaba perdiendo tiempo valioso que no podía desperdiciar.

Her. [G!P] - szzie.Where stories live. Discover now