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Después de un tiempo conversando de cosas triviales, Rérica y Rubén entraron  y se dirigieron al gran comedor, dónde les estaban esperando sus amigos.

—Los estábamos esperando a ambos, para iniciar—dijo César Díaz.

—Disculpen, por hacerlos esperar—dijo Rocaluz y ayudo a Rérica a sentarse.

—Amigos les tengo hoy una propuesta, más bien un juego para divertirnos como grupo, este consiste en que la persona que consiga la mayor cantidad de esferas doradas, ganará y gozará de la mejor habitación de la cabaña, podrá elegir a un compañero para compartirla, las esferas se encuentran por todo el lugar, tengan cuidado de que no les roben sus esferas, ¿Que dicen?—dijo el anfitrión.

—Wow, eso suena cool— comentó Javier Kovitoba, mientras que Erick también afirmaba estar de acuerdo.

—A nosotras nos parece genial—dijeron las ex compañeras de Rérica.

—De acuerdo—dijo Rubén.

—Suena divertido—dijo Elisa y Laura asintió.

—Muy bien, ya que la mayoría está de acuerdo empezaríamos dentro de 10 minutos, se apagarán las luces de esta cabaña, durante una hora permanecerán apagadas, cuando vuelvan a encenderse, nos reuniremos en el salón y decidiremos al ganador.

Después de diez minutos, todos se dispersaron por el lugar en total oscuridad, Rérica se sentía algo nerviosa, caminaba a lo largo del pasillo con los nervios, solo escuchaba también a lo lejos a varios de sus amigos, intentaría esconderse para evitar ser atracada y poder encontrar más esferas.

En eso sintió que alguien tocó su hombro, le dió golpe y corrió hacía el final del pasillo, abre una puerta y era una habitación con las ventanas abiertas, la claridad de la luna daba algo de luz a sus ojos. Aprovecho el estar ahí y buscar algunas esferas. Se puso de rodillas y buscó debajo de la cama y sintió una manos. Inmediatamente saltó y cuando estuvo apunto de pegar un grito, está fue tomada del brazos y taparon su boca.

Rérica voltea a ver y se da cuenta de que es Rubén y este la miraba algo divertido.

—Eres un malvado—dijo algo molesta.

—Lo siento, tuve que evitar que gritaras, porque después puede venir alguien más e intentar robarnos nuestras esferas.

—Como quiera no debiste asustarme—dijo indignada.

—Lo siento—dijo sin poder evitar reír un poco, Rérica parecía una niña pequeña molesta.

En eso se escucha que alguien más, estaba intentando abrir la puerta, rápidamente Rérica entro en pánico y arrastra a Rubén con ella, dentro de un armario y se esconden dentro. Afortunadamente contaban con espacio suficiente y se sentaron en el suelo, esperando que sea quien sea que  entrase se fuera rápido del lugar.

En eso a la habitación entró César Díaz y Elisa, ambos entraron y venían discutiendo.

—¡Dijiste que no la traerías a las cabañas!—dijo molesta Elisa.

—No pude evitarlo, me han obligado mis padres.

—¿Cuánto tiempo vamos a seguir así César? Dime... ¿Cuánto más? Estoy cansada de siempre estar escondida.

—Lo siento, ahora no puedo hacer mucho amor, estoy en plena campaña, y mi elección está en juego.

—No sabes lo que siento, cuando estás con ella y no conmigo, me duele mucho sabes...

—A mí también, odio estar en compromiso con una chiquilla engreída  como ella.

Dentro del armario, Rérica y Rubén estaban en shock, mientras escuchaban la discusión de los jóvenes amantes.

Bambiro's ClubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora