Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ³⁰: Aʀʀᴀsᴛʀᴇ.

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Terminaste de entrenar a las siete y cuarto. Habías estado perfeccionando tus patadas y a decir verdad, estabas mejorando considerablemente. A este paso, el año siguiente que por fin salieras de este lugar, llegarías a la posición más elevada que un héroe profesional novato pudiera aspirar: el top 10.

Tu pecho se hinchó de orgullo mientras bebías de tu botella de agua.

— ¡Buen trabajo, Escarlata! — comentó alguien a tus espaldas.

Tú ya sabías quién era, no necesitabas ser una adivina ni tampoco girarte para saber qué se trataba de Hawks.

— Gracias — le dijiste en el tono más cortés que pudiste.

Agarraste tus cosas, que incluían tu toalla para secar el sudor y tu maleta.

Te diste media vuelta para encontrarte con el rostro embobado de Hawks.

— Te has hecho muy fuerte — halago.

Eso ya lo sabías. Era obvio, pero bueno era su forma de conectar contigo de alguna manera.

Hawks había hecho acto de presencia desde los primeros años que habías estado en el internado hasta ahora.

Él era dos años menor que tú. Tenía la edad de Fuyumi. A sus quince años, Hawks era un chico atractivo, atlético y habilidoso.

Sabías que a más de una chica la traía como loca, pero él solamente tenía ojos para ti.

— Tú también — le dijiste.

— Estaba pensando si mañana podríamos entrenar juntos — era más una propuesta, que una pregunta.

Observaste como sus ojos ámbar brillaban con emoción y el destellante recuerdo de Touya te nubló la cabeza.

Habían pasado ya tres años desde su muerte y aún la herida no se cerraba del todo.

— No lo sé. Mañana estaré ocupada — mentiste. El rostro de Hawks se oscureció y sus ojos perdieron esa emoción. Sus alas se tensaron.

— Ah…— murmuró —. Está bien. Quizás otro día.

Te sonrió débilmente antes de que el reloj marcará las siete y media. Te despediste de él con toda la cortesía del mundo antes de caminar hacia las afueras de los salones de entrenamiento del internado.

Caminaste hacia los comedores para ir a cenar con Lady Nagant.

La habías conocido en un concurso de entrenamiento y la habías vencido.

Nagant lejos de sentirse acabada, quiso seguir entrenando contigo de vez en cuando. Ella era tres meses mayor que tú y estaba por salir a la vida heroica que tanto tiempo se esmeraron en entrar. Era una muchacha agradable aunque un poco burlona.

Después de que cenaron juntas, se despidieron en el pasillo de sus habitaciones antes de entrar en estas.

Encendiste el aire acondicionado mientras prendías tu computadora de escritorio. Todavía no tenían permitido utilizar teléfonos celulares, al menos hasta que cumplieran los dieciocho.

Aunque eso no era un problema para poder comunicarte con Fuyumi y Natsu.

Entraste a tu correo y viste la bandeja de entrada. Tenías un correo electrónico de Fuyumi.

Decidiste abrirlo a su vez que ibas por una botella de agua. Te lo había enviado hacía tres horas y no era realmente largo: te contaba con brevedad lo que hizo durante estos cuatro días que no te envío nada, alegando de que la escuela la tenía muy ocupada. También te dijo que Natsu estaba yendo al taller de béisbol para mantenerlo ocupado y finalmente, Shoto estaba empezando a ir mejor en la escuela y que los entrenamientos lo mantenían algo adolorido y cansado.

Incluso si no me amas; DabiWhere stories live. Discover now