Al límite

• Capitulo 3: "Daño"

PABLO GAVI:

Eran las seis de la mañana y no podía dormir. Pensar en Sidney me estaba agobiando. Verla de nuevo, revivir momentos juntos..Me estaba matando. No sabía lo que me estaba pasando. Yo nunca había sido posesivo.

Pero verla con ese chaval..

Me mataba de los celos.

No tenia derecho, por supuesto que no. Verla con otro tío — que no era yo — me hacía sentir fatal. Pero por parte sentía que era lo mejor. La había herido mucho en nuestra relación a distancia. La había cagado fuerte, y ni siquiera me había disculpado.

Armaste una escena de celos y ni siquiera te disculpaste, lerdo.

Lo sé.

James era un buen tipo. Y muy profesional, por cierto. Yo no era nadie comparado a su nivel, y estaba seguro de que Sidney me odiaba.

Con todos sus motivos.

No quería volver a herirla. No quería que vuelva a sufrir por mi, porque sabía que lo había hecho.

16/04/22 — Barcelona, España.

— ¿Qué hiciste, Gavi? — La voz de Pedri lo hizo temblar. Se veía furioso.

— ¿Qué? No he hecho nada.

— Esa entrevista — le recordó, con una mueca —. Sidney la vió.

Gavi se tensó por completo. Él sabía que eso podría ocurrir, se tomó el riesgo. Por supuesto que la había cagado, la había cagado fuerte. Había dicho cosas impulsivamente, no creía que ella viera aquella entrevista.

— Lo arruinaste completamente — negó con la cabeza —. La heriste, Gavi. Está sufriendo por ti.

Gavi negó con la cabeza. Pasó su mano por su cabeza, estresado.

— No quería..

— Si, si querías — Soltó furioso —. Querías herirla.

— ¡No, no quería! — alzó la voz —. No medí mis palabras, es todo. No creí que fuera a verla.

— Ya — Pedri lo miró, poco convencido —. Solo te diré que ella no quiere volver a verte. Jamás.

— Eh, chaval — Dijo Pedri, sacándome de mis pensamientos —. ¿Te encuentras bien?

— Si — mentí. Pedri hizo una mueca —. Solo..estoy nervioso, ¿vale?

— ¿Por Sidney? — Asentí —. No estará cerca tuyo, eso es seguro. No hay nada de qué temer.

¿Temer? La queria a mi lado.

— Ya — sonreí a medias.

— Lila te estaba buscando.

Bufé.

No quería verla ahora mismo.

— Dile que estoy ocupado.

— Eres su novio, ¿por qué la evitas? — Arqueó una ceja y sonrió divertido —. Aún te gusta Sidney.

Pues si.

No, no, no.

— ¿Qué dices? Claro que no — miré hacia otro lado, molesto.

— Yo no me creeré ese cuento — Sonrió, pegándome levemente en el hombro —. Aún te gusta esa pelirroja.