LO QUE NOS HICIERON DESEAR© [COMPLETA EN EDICIÓN]

CAP 7 - AMILCAR DEVINE

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El siguiente capitulo puede contener escenas de violencia tanto física como verbal, que puede llegar a impactar emocionalmente a personas sensibles y menores de edad, así como también herir susceptibilidades, por lo que se recomienda discreción.

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—¿Por qué es tan difícil de entender?

—Señor Devine, no entiendo cómo puede ser usted así de egoísta —habla el señor Corington, se cruza de brazos.

El mejor sitio que encontré para hablar a gusto sin perjuicio de ser escuchados fue el jardín. Antes de retirarme del salón aproveché para ojear la ubicación de la señorita Moreau sin éxito, no la encontré en ninguna parte, supuse que debió encontrarse con Ágata ya que tampoco la vi cerca. Creo un recordatorio para buscarla apenas termine este asunto, no me gustó nada verla en ese estado, no me cabe duda de que escuchó mi conversación con la señorita Cock y necesito asegurarle que ese hecho no cambia absolutamente nada.

Toda la furia que sentía hace unos momentos la mantengo en control, la idea de esta reunión no es precisamente un fin violento, bueno, hasta ahora.

—Escuche señor Corington. No estoy dispuesto a tolerar sus insinuaciones a mi prometida y mucho menos a que se rete mi posición con ella, ¿es egoísta pedir respeto?

—Es egoísta porque tiene a dos mujeres con las que se le rumora que posee aventuras y aparte le acarreará esa fama a la señorita Moreau... —dice determinado.

Abro las manos en un intento de tensarlas, siento que estoy a punto de ahorcarlo.

—Bien dicho señor, se rumora: rumores sin fundamento, sin pies ni cabeza.

—¿Va a usted a negar que no ha sido así?

—¿Por qué tendría que darle explicaciones?

Gotas comienzan a caer, miro al cielo, frustrado, de pronto suena un trueno y un leve, muy leve sonido, como ahogado.

—No tiene por qué, pero me está pidiendo que desista de...

De nuevo escucho algo solo que esta vez no lo paso por alto, frunzo el ceño, extrañado y me acerco a un arbusto.

—...si quiera intentar lo que pueda suceder con... —suena de nuevo.

—¡Chitón! —le susurro.

Él me mira con repudio, le hago señas con el dedo de que guarde silencio y parece captarlo, señalo con mi dedo el oído, él asiente. De pronto se escucha el sonido de una palmada y un grito ahogado, nos miramos preocupados, conociendo qué probablemente alguien necesite de nuestra ayuda y nos acercamos poco a poco a donde creemos proviene.