CAP 9 - AMILCAR DEVINE

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Una vez que el sastre ha terminado por tomarme las medidas para el traje de boda, me encuentro abotonándome frente al espejo el chaleco para luego proceder a ponerme el frac y tomar el sombrero

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Una vez que el sastre ha terminado por tomarme las medidas para el traje de boda, me encuentro abotonándome frente al espejo el chaleco para luego proceder a ponerme el frac y tomar el sombrero.

—Sabes que no deberías ir sin avisar. —escucho a Amadeo detrás de mí.

—Y sabes también como yo, que es lo que menos me interesa.

—Debes reaccionar bien Amílcar, debes mantener un perfil y una reputación.

Me rio un poco, giro para verlo con diversión. Él conserva el semblante serio durante un momento que dura muy poco, para después sonreír como lobo tímidamente.

—No te juzgo.... supongo que, de estar en tu posición, haría lo mismo.

—Gracias por reconocerlo —asiento, pongo el sombrero en mi cabeza mientras comienzo a andar hacia la puerta— si padre pregunta...

—Que lo hará. —interrumpe— sabes bien que no le mentiré, no con esto y mucho menos si sale algo mal.

Acomodo mejor mi sombrero, no puedo quitarle la razón así que asiento y sin decir nada más salgo despavorido de la habitación hacia el establo, para sacar y montar a Mastodonte, mi fiel y noble caballo.

Mastodonte era un caballo salvaje cuando lo adopté, me costó mucho tiempo, trabajo y dinero poder entrenarlo para que fuera más dócil. Debo decir que me reflejaba en él puesto que pienso que nuestro ímpetu y temperamento es similar. Con el tiempo fue adaptándose al nuevo estilo de vida y su personalidad se volvió más tranquila, es un gran semental de color marrón caoba.

—Necesito que me acompañes en esta cruzada —le digo, dramatizando la situación.

Él relincha, sin embargo, agacha la cabeza en señal de aprobación.

—¡Que buen chico eres! —le acaricio y enseguida con toda firmeza y experiencia me monto en la silla.

Me alisto para cabalgar, revisando los cinturones y todo lo demás para evitar futuras caídas, no cuento con mucho tiempo hoy, así que deberé procurar ir a toda velocidad y deseo evitar a toda costa un accidente, mucho más después de que mi hermano Antoine sufrió una caída a caballo que lo dejó inconsciente por tres días, justo un día antes de su boda. Una vez seguro de que todo está en orden, arreo a Mastodonte, quien sale inmediatamente galopando a gran velocidad.

Son muchos los contactos influyentes que tengo debido a que Antoine y yo nos encargamos de manejar las finanzas de muchos involucrados en la alta sociedad, nuestra gestión es tan eficaz que ayuda a nuestros clientes a generar mucho más de los ingresos que podrían prever. De ahí, su preferencia por nuestro trabajo.

Muchos hombres de la sociedad no pueden comprender cómo hijos de un lord tan importante y rico como nuestro padre, nos dediquemos a otras actividades distintas a las de entretenernos o gozar de los placeres de la vida, simplemente porque deducen que con la fortuna de nuestro padre habría que pasar vidas para que se malgastara. Nuestra madre, antes de fallecer, intentó inculcarnos la importancia de la dependencia económica y que a pesar de haber nacido en un hogar en el que no faltaba nada, siempre debíamos procurar ser capaces de autosostenernos. Pues bien, al cumplir la mayoría de edad, decidimos estudiar matemáticas y resulté tan bueno en ello, que con algo de lógica y ajustando algunas cosas aquí y allá, soy capaz de predecir una buena cosecha económica.

LO QUE NOS HICIERON DESEAR© [COMPLETA EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora