Capítulo 4. Maldícelo para que nunca más tenga una erección

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Jiang Che sentía que, sin importar lo que hiciera ahora, el
el mundo entero parecía estar en su contra y era como si cualquier cosa que quisiera hacer estuviera mal entonces. A mitad de su conversación con Jiang Junchen, Jiang Chen estaba a punto de terminar de hablar de "La Poesía y las Canciones" para entrar en el tema de la "Filosofía de la Vida", cuando de repente la persona frente a él contestó una llamada telefónica y se levantó para irse: —Mi diseñador tiene algo para mí, así que me iré primero para ver lo que es.

—Hmm.

—Jiang Che, deberías dejar de beber tanto, no es bueno para tu salud... Iba a quedarme contigo un rato más, pero...

—¡Vete!

Jiang Junchen había sido su mejor amigo desde la universidad y también lo había apoyado en muchas ocasiones, incluso cuando todavía era pobre. Aunque nunca se trataban de la mejor manera posible y siempre se maldecían mutuamente, Jiang Che sentía que esa era unas de las formas en la que podía sentirse cómodo cada vez que se reunían.

Desde ese entonces, habían pasado ocho años y Jiang Che ya no era un joven que podía hacer todo lo que quisiera. Pero aún cuando la sociedad también seguían avanzando, entonces... ¿por qué debería renunciar a la depravación? ¿Tal vez porque estaba envejeciendo?

'Maldita sea, ¿por qué sigo siendo tan impulsivo como si aún tuviera veinte años?'

'¿De dónde diablos saque la idea de una "aventura de una noche"?'

'Hmph, realmente debo estar loco... no soy más que un tonto que no sabe de lo que habla.'

Jiang Che agarró la botella que estaba sobre la mesa y vertió el vino tinto directamente en su boca, pero tan pronto como el líquido tocó su lengua, se dió cuenta de que esa botella en realidad parecía estar llena de agua simple. Sin embargo, aunque el sabor del vino era ligero e insípido, también tenía un poco de amargura en su interior.

La luz parpadeante del techo era tan intensa que lastimaba los ojos de Jiang Che, así que decidió acostarse en el sofá y de algún modo, no pudo evitar quedarse dormido...

De repente, las voces de una multitud fueron otro ruido ensordecedor para sus oídos y en medio de esos tonos silenciosos y sombríos, un joven Jiang Che se abría paso entre una multitud de personas vestidas de blanco y negro, mientras parecía buscar algo constantemente. El sonido de los tambores de una banda perforaban sus tímpanos, la ansiedad que mostraba en su rostro juvenil era evidente y aún cuando habían muchas manos que lo empujaban y tiraban de él, todavía seguía buscando algo y era incapaz de controlar la velocidad de sus pasos.

—¡Qiming!

Frente a un auditorio estaba su joven amante, así que Jiang Che caminó rápidamente hacia él y lo abrazó: —¡Esta vez no te dejaré ir!

—Jiang Che... no estamos destinados a estar juntos en lo absoluto, ¿cuánto tiempo más quieres que sufra contigo debido a que los demás nos ven de forma diferente? —El joven lo miró con desprecio y añadió: —Jiang Che, ¿podrías dejar de ser tan egoísta?

—No... No te vayas...

Suéltame, y déjame ir.El joven apartó sus brazos con brusquedad, y de inmediato se fue alejando.

—¡No me dejes! ¡¡Qiming!!

A pesar de sus gritos, la otra persona no volteó a verlo y sin motivo aparente desapareció de la nada.

Al segundo siguiente, frente a Jiang Che apareció la fotografía de un hombre que vestía de blanco y negro, y aunque parecía tener un aspecto poco refinado, su rostro sombrío estaba bien proporcionado y sus facciones tenían una pequeña sonrisa en la comisura de los labios. Aún cuando la fotografía era muy vívida, ese hombre le resultaba un poco familiar.

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