Capítulo 3 ~ Mis noches sin ti

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¡Bonjour!

¡Buena lectura!

Una vez que el efecto del diazepam calmó sus revoluciones, decidió que era hora de volver a casa. Sería muy estúpido buscar a Victoria, al menos en ese momento...

Mientras que Heriberto se encaminaba a su morada, Victoria recibía a su madre en su nuevo hogar.

- ¡Mamá! -gritó mientras se abalanzaba a los brazos de su madre en un fuerte abrazo.

- Victoria, no creí que me extrañabas tanto -dijo Antonieta mientras se apartaba lentamente- ¿Estás bien? ¿Le pasó algo a mi nieto? -preguntó preocupada, al ver llorar a su hija.

- Tranquila, mamá -la calmó- él está bien, ya está dormido.

- ¿Entonces qué ocurre? -rogó saber, mientras secaba las lágrimas de Victoria.

- Volvió, mamá. Heriberto Ríos Bernal estuvo hoy aquí.

Boquiabierta e impactada ante la noticia, Antonieta se llevó las manos sobre su pecho.

- ¿Acaso ya sabe la verdad?

Victoria negó con la cabeza.

- No, aún no sabe nada -su llanto se convertía en lamentos al intentar continuar- tiene... tiene otro hijo. ¡Ellos se volvieron amigos, justamente ellos!

Su cuerpo entero temblaba, su garganta se secó ante su incesante sollozo, así que comenzó a toser por el nudo que se le formó en la garganta.

- ¡¿Acaso no te das cuenta?! Esto es una señal de que ya debes acabar con todo este engaño -la reprendió Antonieta- ya basta de tantas mentiras, todo este tiempo huiste de tu pasado. ¿Y para qué? Sí te terminó por alcanzar.

- ¡Basta, mamá! -se defendió, cansada de reproches- Yo no le he mentido a Heriberto.

- Pero le has ocultado que tienen un hijo juntos. ¿Eso te parece poco?

- Ese hombre arruinó mi vida. ¿Acaso lo olvidas?

- Victoria, estoy segura de que tu papá...

- ¡No metas a mi padre en esto! -calló a su madre levantado una mano frente a ella- Heriberto acabó con mis sueños, se burló de mí. Jugó con mi amor, tiró todos mis esfuerzos a la basura y aún así mi padre y tú, siempre lo defendieron.

La mujer caminaba de un lado a otro por la sala, como una fiera herida. Miraba a su madre con recelo, mientras tomaba fuerzas para continuar.

- Yo intenté contarle la verdad a ese hombre, aún después de que me echó a la calle como un perro -afirmó afligida- soporté sus adicciones, aguanté cada una de sus infidelidades, lo apoyé a que dejara el alcohol y las drogas. ¿Y todo para qué? ¡Para llegar una noche de mis prácticas en el hospital y encontrarlo con mi supuesta mejor amiga en la cama! -hizo una pausa, antes de que su corazón y su garganta exploten ante el desborde de emociones- Me parece que eres muy injusta conmigo, madre...

Aturdida ante las dolorosas palabras pronunciadas por su hija, Antonieta decidió permanecer en silencio hasta que Victoria consiguiera calmarse.

Por otro lado, lo primero que hizo Heriberto al llegar a su casa, fue buscar a su hijo. Aunque el pequeño ya estaba dormido, se quedó en su cuarto observandolo en la oscuridad.

Unas lágrimas se deslizaron por sus mejillas ante la culpa de sentirse un mal padre.

Ese niño era fruto de la infidelidad suya con Leonela, la mejor amiga de Victoria.

Aunque no supo del embarazo de Leonela por estar encerrado en rehabilitación, al salir dos años después, ella se acercó a él y le presentó a Alonso, el hijo fruto de esos encuentros clandestinos.

De inmediato reconoció al niño con su apellido, con ayuda de sus padres consiguió una casa en la que llevó al pequeño y a la mujer. Hasta pensó en casarse con ella, aunque no pasó ni un mes viviendo con Leonela, para que descartarse la idea.

La convivencia ente ambos se volvió insoportable, Heriberto volvió a retomar su especialización en la universidad a la par que volvió a trabajar en el hospital. Esto provocó que Leonela estallara de rabia, no le gustaba estar sola cuidando al pequeño, por más de que tenían a una persona que se encargaba de mantener la casa limpia y preparar las comidas, ella solo deseaba viajes, salidas y compras.

Pensó que al ser Heriberto de una familia acomodada, él la llenaría de lujos y extravagancias, pero que equivocada estaba.

Así fue pasando el tiempo, la relación no prosperó y un día como si nada, la mujer desapareció abandonando a su hijo. Desde ese día no volvió a saber nada de ella y la verdad era que ni se había inmutado en buscarla.

Fue entonces que Heriberto se encargó de criar al pequeño, con un esfuerzo sobre humano consiguió terminar la universidad y trabajando duro se hizo de un estatus privilegiada en el área de oncología.

- Que diferente hubieran sido las cosas, si no dejaba que esas amistades influenciaran mi manera de pensar -suspiró mientras arropaba a su retoño- Tenía todo para ser feliz al lado de Victoria y lo boté todo al tacho.

Acongojado dejó descansar a su hijo mientras iba a su habitación. Luego de tomar un baño y vestir su pijama, se recostó a pensar en Victoria, como tantas noches, como hace tantos años.

Sufría al pensar que el destino logró separarlos, mientras rememoraba cada vivencia y sueños que había forjado al lado de su amada.

Pensaba en esos cálidos brazos que lo envolvían y resguardaban con auténtico cariño.

El sabor de sus labios, dulces y seductores.

Su corazón vivía en tinieblas desde que no disfrutaba de su compañía. Recostado en su cama se imaginaba a Victoria tumbada a su lado, durmiendo desnuda y con sus largos y sedosos cabellos extendidos sobre las sábanas.

No había una sola noche que no lamentase tras haberla perdido. La deseaba devuelta, tanto rezó para volver a encontrarla y al final, luego de diez años sus plegarias parecían haber sido oídas.

Se incorporó rápidamente sobre la cama, abrió el cajón de la mesita a su lado y de un cajón sacó una imagen de los dos abrazados, mientras pasaba los dedos sobre el retrato, juró que volvería a reconquistarla, remendando con su amor todo el daño que provocó en el pasado.


Continuará...

MIENTRAS ESTÉS CONMIGO Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang