¡Bonjour!
¡Buena lectura!
Victoria despertó al escuchar ruidos que provenían de la cocina. Algo perezosa se levantó, se lavó la cara y sin despojarse del pijama se dirigió al lugar de donde provenía el barullo, para encontrarse con Maximiliano y Antonieta que desayunaban alegres.
- Buenos días, mamá -saludó el pequeño, acercándose a su madre para besarla en la mejilla.
- Buen día, cariño -lo abrazó con fuerza- buen día, mamá -saludó también a su madre.
- Buenos días, mi vida... Creí que despertarías más tarde.
- Los escuché y quise compartir el desayuno con ustedes -dijo mientras tomaba un lugar al lado de su madre- los he tenido algo abandonados estos días y no es justo que cuando al fin me libré de tanto trabajo, me la pasé durmiendo.
- No te preocupes, mamá. Mi abuela y yo entendemos que eres el pilar más importante de la casa -añadió el niño tiernamente- sabemos que todo tu esfuerzo es para darnos una buena vida.
- ¡Ay, mi amor! -lo abrazó conmovida, al borde de las lágrimas.
- Bueno, no es mi intención romper tan bello momento -expresó- pero Maximiliano y yo quedamos en que iríamos al supermercado.
- ¡Sí, hasta hicimos una lista de lo que necesitamos en la casa! -exclamó contento.
Una de las actividades que más le gustaba a Max, sin duda, era ir de compras. Se podían demorar horas recorriendo el super y nunca se aburría.
- Si me dan unos minutos los acompa...
- No, no hace falta que nos acompañes -la interrumpió- tu quédate aquí y desayuna en paz. Nosotros iremos en taxi y te llamaremos para que nos pases a buscar. ¿Está bien?
- Bueno... Sí, de acuerdo.
Victoria accedió ya que eso le permitiría comer algo sin apuros, darse un baño y luego ir a cuidar un poco de su jardín.
Algunos minutos después, despidió a su mamá y a su hijo para lanzarse sobre unas tostadas con mermelada y una taza de café que Antonieta le había preparado antes de marcharse.
Y mientras se tomaba el último sorbo de su delicioso capuchino, escuchó sonar su teléfono celular. Fue corriendo hasta su habitación para contestar la llamada, era Pipino.
- Buenos días, primor -la saludó alegre como de costumbre- disculpa que te moleste en tu día libre, pero esto no podía esperar.
- ¡No me digas que es lo que estoy pensando! -exclamó esperanzada.
- Sí, sí es... ¡Hemos conseguido que nos autoricen una sucursal en Pompano Beach!
Victoria soltó un grito que de seguro se escuchó alrededor de la manzana completa.
- ¡No lo puedo creer! ¡No lo puedo creer! -repetía con lágrimas de felicidad.
- Pues creelo, preciosa, creelo porque es verdad -insistió Pipino- y todo es gracias a ti, a tu incansable esfuerzo y tu maravilloso talento.
Victoria continuó charlando con Pipino por casi media hora, hasta que ambos optaron por terminar con la llamada y tratar de disfrutar ese pequeño lapso que les quedaba libre, antes de volver a la agencia de modas y sumirse en el trabajo por completo.
Cuando al fin iba a tomar un baño, escuchó que sonaba el timbre. Extrañada ya que casi no recibían visitas fue a abrir, encontrándose con Heriberto parado en la entrada.
YOU ARE READING
MIENTRAS ESTÉS CONMIGO
RomanceVictoria Gutiérrez y Heriberto Ríos Bernal fueron protagonistas de un ardiente amorío en el pasado, dicha relación no acabó en buenos términos. Diez años después, el destino los vuelve a colocar frente a frente, provocando que el deseo de ambos se a...