Capítulo 5 ~ Casi te rozo

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¡Bonjour!

¡Buena lectura!

Al tenerlo tan cerca volvió a percibir ese aroma característico de Heriberto, ese perfume que la embriagaba de deseo, ese perfume que tanto le gustaba.

Sus labios se entreabieron casi rozando, a punto de fundirse en un beso que había esperado por tantos años, cuando la puerta de la oficina de Victoria se abrió estrepitosamente y Pipino Pichoni ingresaba con toda su algarabía.

- ¡Victoria, querida! Al fin de vuelta a Fio... -calló inmediatamente al ver a Victoria abrazada a un hombre- ¡Discúlpame, primor! Te prometo que nunca más entraré aquí sin tocar antes...

- Pipino...

- Ustedes sigan en lo suyo, con permiso -volvió a disculparse, antes de que Victoria pudiera detenerlo se marchó cerrando la puerta tras él.

Esa pequeña, pero oportuna interrupción hizo que Victoria volviera a la realidad soltandose del agarre de Heriberto.

- ¿Qué ha venido a buscar, señor Heriberto? ¿Cómo fue que dió a parar con mi lugar de trabajo? -lo interrogó mientras enarcaba una ceja.

- Mi hijo me ha hablado mucho de ti y de Maximiliano -respondió.

Al escuchar la palabra "hijo" su cuerpo se tensó, tanto que la hizo marearse.

- Victoria... -él se acercó a sostenerla para que no cayera- ven, siéntate.

La guió hasta el pequeño sofá que había en un rincón de la oficina, pegada a la pared.

Victoria se llevó las manos a la cabeza y Heriberto le acercó un vaso con agua.

- Gracias -dijo antes de beber el vaso y suspirar.

- ¿Te sientes bien? -quiso saber, preocupado.

- Estoy bien, son solo estos remolinos de emociones que he estado sintiendo. El pasado y los recuerdos me está pisando los talones y temo que me hagan tropezar -admitió mirándolo fijamente a los ojos.

- Justamente por eso estoy aquí, porque necesito aclarar todo lo acontecido en el pasado -advirtió serio.

- No creo que sea el momento -se negó temerosa de que ya sospechara algo de su paternidad.

- He esperado más de diez años para volver a verte, te he buscado por todos lados sin éxito y ahora qué te tengo tan cerca no voy a dejar que te me vuelvas a escabullir -informó sentándose a su lado.

Victoria tragó saliva y al final cedió, lo hizo con la intención de que esto acabara pronto y él la dejara en paz.

- Te escucho y quiero que seas breve -espetó la mujer.

- Primeramente... -suavemente tomó las manos de Victoria entre las suyas, al principio ella opuso resistencia, hasta que sus miradas se encontraron y un especie de compasión la invadió al notar al hombre tan afligido- Victoria, por favor perdóname.

- Heriberto yo... -su voz entrecortada fue interrumpido por él.

- Sólo escúchame, tenlo ruego -ella asintió- fui un tonto, fui un patán egoísta que no supo valorar a la mujer que tuvo a su lado. Victoria, tu eras todo para mí...

- ¿Entonces, por qué me hiciste tanto daño? -gritó incapaz de contener la rabia ante sus palabras.

- Porque me dejé llevar por malas compañías, yo.. yo quería experimentar, pasé toda mi juventud estudiando para recibirme de doctor, nunca fui a fiestas, tampoco bebía. Cuando logré egresar, mis padres me presionaron en hacer una especialización y por eso volví a la universidad para ser oncologo. Al principio no hice amigos, me sentía tan solo hasta que te encontré.

MIENTRAS ESTÉS CONMIGO Where stories live. Discover now