Cap. 11

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Subí las escaleras hacia el cuarto de Ari. Llegué hasta la puerta de su habitación, con el letrero de "Solo científicos" pegado en medio y un par de estampas con forma de tuercas y materiales de laboratorio.

Abrí la puerta y entre a lo que pareció la boca de un lobo.
La única luz que abrazaba la habitación era de la puerta que acababa de abrir y una lámpara de plasma sobre su mesa de noche.

—Arriba— dije desde los pies de la cama

Un quejido se escuchó.

—Ari, arriba. Vamos— dije apoyándome sobre los pies de la cama.

—La casa se quema?— dijo con voz ronca.

—No— respondí

—Todos se mueren mientras duermo?

—No— dije con una mueca al darme cuenta lo que hacía.

—Entonces no hay razones para despertar tan temprano el domingo— se volvió a cubrir la cabeza con su almohada.

Bufé y dejé caer mis hombros.
Camine hasta la ventana.

—En primer lugar— abrí las persianas— son las 11:30 de la mañana.

La habitación se iluminó como si fuera la entrada al paraíso.
Ella se acurrucó más entre sus mantas al escucharme.

—Y en segundo lugar: es mi día libre. Pasemos tiempo juntas.

Ella soltó un quejido.

—Ok— dijo aún cubierta con sus sábanas.

—Ari-

—No pienso destaparme sin unos lentes de sol— me interrumpió.

Rodé los ojos.
Baje un poco la persiana.

—Arriba vampiresa— dije con una sonrisa dirigiendome a la puerta.

—Hoy me siento Frankenstein— dijo levantándose.

Rei por lo bajo y baje las escaleras.
No recordaba la última vez que yo y mi niña habíamos desayunado juntas. Ya casi sentía que no la conocía... Ella siempre estaba en su mundo...
Los robots, su computadora, los microorganismos... Yo no pertenecía a ese mundo que a ella tanto le gustaba. El que se encargaba de eso era mi esposo.
Un tecnólogo químico obsesionado con las películas de ciencia ficción... El se encargaba de entenderla y yo de la parte de abrazos y besos.
Lo extrañaba bastante, ella también lo hacía, nunca lo demostró pero sabía que así era.

—Adónde vamos?

Voltee y la vi bajando las escaleras mientras ataba su coleta.

—Pense que podíamos desayunar en algún lado— dije— pero viendo la hora— ella sonrió con culpa— diría que sería mejor almorzar

Ella rio, amaba su risa, ver cómo sus dientes superiores quedaban  por delante de los inferiores era adorable para mí.
Además de ver sus pómulos tomar una forma definida siempre que sonreía.

—Suena bien

Salto desde el primer escalón hasta el piso.

—Ari vas a romper el piso.

—Siempre hago esto— explico

Sentí un poco de inquietud en mi interior. No sabía que hacía eso todos los días. Supongo que no le estaba prestando demasiada atención desde que nos mudamos. Talvez no lo hacía incluso desde antes de mudarnos.

—Ok— suspire y sonreí— Vamos. Tengo ganas de visitar la cafetería que está cerca de una vez.

—Amo esa cafetería— salimos por la puerta— Puedo almorzar un Bagel de chocolate?— pregunto bromista.

°•Amor a nuestra ciencia•° (Hiro hamada x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora