Cap. 39

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Se cuestiono casi todas las noches sobre el día en que se habían conocido, intentando encontrar el momento en el que había comenzado a sentir atracción por ella. Necesitaba saber el momento exacto, pero era incapaz de señalarlo en el tiempo. Simplemente no podía decir cuando era que había comenzado a verla más linda de lo normal, ni en que momento verla sonreír hacia que él manipulara una sonrisa automática, pero llena de alma.

No era capaz de recordar el instante que eligió para mirarla fijamente sin poder apartar los ojos de ella, presa de un magnetismo que escapaba totalmente a su control. Pero sí  sabía que en ese momento, en el ahora, le sucedía todo eso y mucho más, porque no solo pensaba que era preciosa, también veia esa mente que no se limitaba a mirar al horizonte y pensar en el atardecer.

Por esta razón no dejaba de pensar ¿Que pensaba cuando subió a ese tren? ¿Que hizo que de repente ella se limitará a tener una vida sin riesgos?
¿Que pasaría si ella hubiera volteado? ¿Acaso él se hubiera sentido con la fuerzas para correr el tren? ¿Ella se arrepentiría de la decisión y bajaría en la siguiente parada?
Por alguna razón mientras más lo pensaba menos sentido le encontraba a cada situación.

Continuo observando por la ventana de su habitación hacia la calle.
Las luces de la ciudad no hacían más que fortalecer ese trance que le impedía escapar de su mente.

Habían enviado esa caja hacía ya una semana. Y nada.
No sabía porque esperaba una respuesta para iniciar. Era de esperar que luego de una separación tan abrupta la comunicación no estuviera presente.
Encendió su celular solo para ver qué,en efecto, no había ningún mensaje de la pelinegra.
Desbloqueo la pantalla para entrar al chat de la muchacha. Los mensajes seguían sin llegar y su foto de perfil había sido suplantada por un fondo gris.

—Hiro — escuchó su llamado desde el piso inferior.

Suspiro dándole un último vistazo a su celular y bajo las escaleras.

Su tía tarareaba una canción inventada, mientras terminaba de poner la mesa. La sonrisa en su cara iba de oreja a oreja, y se movía como si en cualquier momento pidiera ponerse a bailar.

—¿Y esto? —Pregunto con una sonrisa

Observo como la comida sobraba en variedad.

—¿Qué? — rio su tía.

—¿Es algún día especial? — cuestionó —nunca cocinas así en un día normal.

Se sentó en la mesa.

—Solo tuve un buen día — Rio soñadoramente

Hiro subió la guardia al escuchar esto. Sus ojos se abrieron como platos por unos milisegundos, y observo a su tía con recelo.

—Explícate —Dijo con tono de autoridad.

—No hay nada que explicar — Excuso sin saber disimular.

—¿Quien es? ¿Cómo se llama? —Hiro entrecerro los ojos.

Su tía observo hacia otro lado mordiendo su labio inferior.
Finalmente se rindió ante la audaz intuición de su sobrino.

—Se llama Patrick —Solto finalmente.

—¿Saliste con él? —Interroga

—No aún pero-

—¿Olvidas como resultó tu cita con el señor Krei? —intento manipular.

—El señor Krei era el problema —Defendio —Ademas de que Patrick es buena persona.

—¿Lo investigaste? ¿Cómo sabes que no es una mala persona? ¿Y si roba bancos? —exagero sin notarlo.

—Él vende seguros — menciono como argumento.

°•Amor a nuestra ciencia•° (Hiro hamada x OC)Where stories live. Discover now