06. ghost of you

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― Ha pasado un tiempo desde que vine a verte ― se lamentó Cassandra Winter, de quince años, mientras se sentaba. ― Lo siento por eso, todo ha sido... una locura ― la chica rubia se acomodó un mechón de cabello detrás de su oído. ― Lo sé, lo sé. No es excusa, debí haberte visitado antes ― una sonrisa triste se abrió camino en el rostro de Cassandra. Realmente había pasado mucho tiempo desde que visitó a su madre.

Recordó haber ido al cementerio casi todos los días después del funeral, y recordó haber venido aquí el día que Bruce Wayne la reclutó; sin embargo, después de que comenzó a vivir con él, sus visitas comenzaron a ser menos frecuentes y lo lamentaba profundamente.

― Sabes, lo encontré ― comentó, tragando saliva y mirando hacia abajo, incapaz de mirar las palabras grabadas en la lápida. ― El tipo que te disparó. Lo encontré ― amada madre. Finalmente se atrevió a mirar hacia arriba. Siete años desde el funeral, pero lo recordaba como si fuera ayer. No vino mucha gente; no mucha gente la conocía.

Entonces, lo que fue el peor día de la vida de Cassandra, fue solo un día normal para todos los demás ciudadanos de Gotham, a quienes no les importaba que alguien fuera asesinado a tiros en las calles de su ciudad.

― Y voy a acabarlo. Lo prometo.

• • •

La primera vez que Bruce Wayne le ofreció ir a una misión con él y Richard Grayson, ella se negó de inmediato; había estado peleando durante demasiado tiempo en las calles, y ahora que había encontrado una manera de ayudar a otros mientras estaba en la seguridad de la baticueva detrás de una computadora, no podía encontrar una buena razón para ponerse un traje y perseguir abajo los malos. Sin embargo, se había encontrado vistiendo un traje de cuero negro y cargando algunos cuchillos y su bastón varias veces. Una parte de ella sabía que lo disfrutaba; la emoción, el poder que esconderse detrás de una máscara la hacía sentir la satisfacción de poner tras las rejas a las personas que hacían peligrosa su ciudad.

Probablemente por eso, cuando llegó por primera vez al apartamento en el que solía vivir cuando se mudó por primera vez a Staring City y encontró una caja dirigida a ella con su traje como regalo de Bruce; se la quedó, aunque había jurado no volver a usarla nunca más.

Y sin embargo, allí estaba ella; su cabello recogido en una cola de caballo, su rostro escondido detrás de una máscara negra que hacía juego con el traje que cubría su cuerpo, algunos cuchillos metidos en el cinturón del traje —y algunos otros escondidos en lugares estratégicos— y su mano apretada alrededor su vara; el arma que Bruce siempre decía que estaba hecha para que la llevara; parada frente al edificio donde —posiblemente— se escondía el asesino de su madre.

𝐁𝐑𝐔𝐈𝐒𝐄𝐃 ― oliver queenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora