DITTO ━━━ NAKAMOTO YUTA

O3. grabación del entrenamiento

[Cafetería, INCHEON SCIENCE HIGH SCHOOL, 11:15 am, AGOSTO 30]

¿Cuándo fue la última vez que Naoko almorzó en la cafetería?

No lo recordaba, había ciertas áreas del instituto en las que no lograba estar más de cinco minutos. Hanni ya no estaba ahí para sacrificarse y ser quien quedaría aplastada entre todos los estudiantes que buscaban comprar sus snacks favoritos. Ya no estaba ahí para regresar con toda la comida chatarra entre sus brazos siendo recibida por sus mejores amigas, que entre risas le arrebataban todo para lanzarlo sobre la mesa.

Ahora solo tenía a Jaehyun. Pero no quería tenerlo solo a él.

―¿Jugo de naranja? ―puso la botella frente a ella. Naoko asintió en respuesta.

―No creas que lo olvido Koko, ayer me preguntaste sobre Yuto, ¿por qué tú repentina curiosidad por saber de él?

―Quiero saber quién es la persona que ha dejado notas y comida en mi mesa. Busqué en las listas de asistencia todos los nombres con las iniciales YT. Adachi Yuto fue el primero en aparecer.

Jaehyun se sintió nervioso por un momento, recargó su espalda de la silla para mantener distancia entre él y Naoko, no quería que sus rojas orejas lo delataran o Naoko sabría que él no le estaba contando algo.

―Ah... ¿Adachi Yuto? Es muy bueno en basketball y es muy amable conmigo. No hablamos demasiado a decir verdad. ¿Por qué no vas a la práctica de basketball hoy? Recuerdo que solías grabarme, verme en vídeo me ayudaba mucho a mejorar.

Jaehyun esperaba que Naoko notara a Yuta en la práctica. Sus prácticas eran a la misma hora y al ser en las canchas del patio solo eran separados por unos cuantos metros. Tal vez así Naoko se ahorraría el tiempo de buscarlo, solo esperaba que Yuta fuera tan listo como para acercarse a ella.

―Lo pensaré.

―¿Qué dejó hoy para tí?

―Una paleta de cereza... ―un puchero se formó en los labios de Naoko. Su desánimo se notó en cuanto Jaehyun le preguntó por ello, lo que le hizo fruncir el ceño preocupado.

―¿Qué pasa? ¿No te gustó?

―No es eso... Es que, creo que estoy empezando a acostumbrándome y no me gusta, ¿por qué alguien haría esto? No lo entiendo.

―Debe ser porque le importas.

―¿Por qué le importo?

A este punto, Naoko comenzaba a sentirse alterada y aunque el volumen de su voz nunca subía, el tono con el que hablaba denotaba que estaba herida. No estaba herida por los regalos, ambos lo sabían. Se sostenía del borde de la mesa con la uñas, los nudillos se le ponían rojos por la fuerza que ejercía y sus ojos gatunos acumulaban bastantes lágrimas, si parpadeaba dos gotas gordas caerían de cada uno.