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Segunda parte: Pasado
(Narración: Chenle)

Al fin había llegado a Corea del Sur. Usualmente los viajes me emocionaban pero este no era de mi agrado, pues mis padres me inscribieron contra mi voluntad a un molesto instituto lleno de niños ricos llorones en Corea del Sur; supuestamente un cambio de aires y más independencia me haría más responsable o algo así, honestamente creo que solo querían deshacerse de mí. El portero me acompañó al elevador junto con mis maletas mientras intentaba encontrar un lado positivo; con suerte tendría un vecino sexy o un príncipe limpiando los pasillos. Las puertas se abrieron y en el camino vi a un chico atractivo de cabello oscuro vestido de negro con el que “accidentalmente” tropecé.

—Oh, lo siento.

—No, fue mi culpa —Actuando como si no lo hubiera planeado segundos antes—; soy Zhong Chenle, por cierto.

—¿Zhong?

—Sí, soy de China, mis molestos padres me mandaron a este país para estudiar. —Curiosamente esa es la primera frase en coreano que aprendí.

—Woah, bienvenido —Sonriendo—. Mi nombre es Mark Lee, soy canadiense pero llevo años viviendo aquí, si necesitas ayuda en algo vivo en el 119.

—¿Ciento diecinueve? ¿Como el número de emergencias?

—Lo sé, mis amigos me molestan por eso —riendo.

—Okay, okay, si a mi abuela le da un paro cardíaco te llamaré.

Alzó los hombros. —Sé primeros auxilios, supongo que no hay problema.

«Vaya linda y graciosa bienvenida», pensé; sí, esa fue mi primera impresión de quien terminaría siendo la persona más importante en mi vida... Dios, eso sonó tan dramático pero teniendo en cuenta que no pasó nada interesante en los días siguientes tal vez sea necesario agregar un poco más de drama mientras lo cuento, voy a intentarlo:

Y ahí, mientras el sol bajaba y la oscuridad empezaba a penetrar cada esquina de la habitación, un sentimiento casi insoportable empezó a apoderarse de mí; ese pesar... Era hambre.

Hmm, no, mejor solo saltemos a la parte interesante.

꒷꒦ ⭐ ꒦꒷

Primer día de clases. Estaba harto de escuchar a todos tartamudear al presentarse cada vez que cambiábamos de clase, estaba tan aburrido que me quedé dormido para terminar siendo despertado por una profesora molesta, dos extraños repartían folletos.

—Como les decía, los lugares para inscribirse a las actividades extracurriculares están marcados en el mapa de la última página. Por favor léanlo completo y con cuidado, cualquier duda pueden consultar en cualquiera de esos puntos.

«¿No hay ningún club de tomar siestas?», pensé viendo que no había nada que me interesara en la lista. Mientras buscaba si era obligatorio o no, Yuta- bueno, aún no sabía que era Yuta así que, el extraño de cabello rojo recordó algo. —Oh, por cierto, ¿Está Zhong Chenle?

—Aquí —Alcé la mano.

—No hace falta que te inscribas, estás en fútbol soccer.

Me levanté de mi asiento, no recuerdo si fue literal o metafóricamente. —¡¿Qué?!

—Tus padres se adelantaron esta mañana, te veré en la cancha.

—¡¿Pueden hacer eso?!

—Parece que sí.

El aula se llenó de risas intentando ocultarse, me sentí como en casa. Tomé mi mochila ignorando las preguntas de la profesora y fui a la dirección a protestar intentando contactar a mis padres en el camino.

—Disculpa, ¿Necesitas algo? —preguntó una desconocida con un portapapeles en la mano, solo había dos tipos de personas que usaban eso fuera de una oficina: los recolectores de firmas y los presidentes de la clase que se quieren hacer los interesantes, solo quedaba esperar lo peor.

—Quiero ver al director —dije sin parar de marcar.

La chica no tardó en mofarse. —El Sr. Na no tiene tiempo para escuchar quejas de niños de primer semestre.

—Ajá, quiero ver al director —Ignorándola por completo, algo que no se tomó muy bien.

—¿No eres de por aquí, cierto? —Cambiando drásticamente el tono de su voz—. Soy Joy, la presidenta escolar, si no me importa tu opinión no hay forma de que llegue al principal.

—Mi petición no ha cambiado.

Joy se quedó sin creatividad, supongo. Acomodó su cabello con arrogancia. —Creo que no nos estamos entendiendo; veamos, ¿Para qué quieres ver al principal?

Me resigné, guardé mi teléfono y me preparé para lidiar con esa loca. —Quiero cambiar de club, mis padres me escogieron uno contra mi voluntad.

—Pff, ¿Eso es todo? —Cruzando los brazos—. Bienvenido a la realidad: eres un heredero, tu voluntad no vale nada.

Tomé un gran respiro, necesitaba paciencia. —Mira, lamento informarte que no soy una marioneta y tú no eres el Sr. Na, entonces... —Mi teléfono comenzó a sonar, al fin me habían devuelto la llamada—, compermiso.

No recuerdo a dónde fui en ese momento, estaba ocupado acumulando rabia en mi interior. Tampoco recuerdo con certeza la llamada, así que gran parte de la conversación la modificaré por fines ilustrativos: —¿Qué necesitas? —preguntó papá en el teléfono.

—¡¿Soccer? ¿De todos los clubs llenos de chicos sudorosos sin cerebro escogiste soccer?!

—Oh vamos, quería hacer algo bueno por ti —Empezó con su clásica rutina de manipulación—. Es un deporte popular, no quería que te quedaras sin lugar.

—¿De qué orificio te sacaste que me interesa el soccer?

—Eras un gran portero de niño, además era el más heterosexual de la lista. Si me entero de que no te presentaste, adiós al concierto de WayV.

—No te atreverías...

—No me pongas a prueba.

Y colgó, o yo colgué, da igual. Lo que sí recuerdo a la perfección es que ni consideré luchar más por la causa, digo, escuchar las notas altas de WayV en vivo estaba en medio. Pero te aseguro que si hubiera sabido lo que ese club iba a desatar, ni WayV me hubiera detenido de evitar ese desastre.

‣ 𝗦hallow ⤸Where stories live. Discover now