Capítulo 1

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Aclaración: Historia re subida.
Decidí bajarla porque el otro nombre no me convencía, ademas quise mejorarla y darle fin de una vez por todas.

*****

—Hola.—Pronunció de pronto una voz dentro de aquella fría y silenciosa habitación. Frente a la puerta se encontraba una chica de piel pálida y semblante agotado. Sus manos en los bolsillos y una triste sonrisa en el rostro.—¿Como has estado?—Preguntó a la joven que a dos metros se encontraba sentada en la orilla de la cama, mirándola. El brillo que pudo observar por un segundo en su mirada después del "Hola" fue reemplazado por molestia.

—Mal.—Contestó la chica levantándose de su lugar para dirigirse hacia la única ventana y observar cómo las flores, arbustos y arboles del jardín eran bañados por la intensa lluvia que caía desde el cielo gris esa tarde.

—¿Por qué?—Con pasos sigilosos, la otra chica llegó hasta su espalda dejando una pequeña distancia entre ambos cuerpos.

—Porque te fuiste por una semana.—Reclamó con tono molesto. La otra ya se superaba ese reclamo.—Dijiste que solo te irías por tres días. Tres días.—Repitió las dos ultimas palabras. Día tras día había estado esperado con ansias la llegada de la contaría y cuando finalmente lo hizo hace un momento, por un segundo quiso correr hacia ella y estrecharla entre sus brazos, pero recordó que le había mentido en cuanto a los días entonces su molestia fue más grande que su emoción.

—Lo siento.—Sintiéndose culpable y dejando atrás su promesa, la rodeó con delicadeza por la cintura con sus dos brazos provocando que la otra contuviera el aliento al sentirla envolver su cuerpo desde atrás.—No pensé que tardaría mucho.—A su espalda se pegó más, erizando de pies a cabeza el cuerpo de la contraria que soltó un suspiro profundo cerrando los ojos. Cuanto extrañó sentirla.

—Te extrañé mucho, mucho.— Confesó al mismo tiempo que abrazó los brazos desnudos y fríos de la chica detrás de ella. Al fin después de días volvía a ver a la persona que más amaba en el mundo, la única persona que era capaz de hacerla sentir viva, en paz y segura. Al fin la volvía a sentir cerca y era todo lo que quería en el mundo.—Goldie también te extrañó.—Mencionó dirigiendo su mirada hacia su perrita que se mantenía inmóvil entre las sábanas de la cama solo observándolas—¿Verdad que si bebé?—La respuesta de la cachorrita fue un par de ladridos hacia la recién llegada que le sonrió.

—Perdóname por tardar de más.—Susurró en su oído haciéndola estremecer. Ambas en silencio se quedaron de pie, solo contemplando las gotas de lluvia que se deslizaban por el vidrio de la ventana. Ventana que de pronto se había empañado a causa del frío.

—¿Por qué tardaste tanto?—Preguntó después de un momento de cómodo silencio.

—Tenía que encontrar a una persona.—Contó recostando por un instante el mentón sobre el hombro contrario.

—¿A quien?—Entre sus brazos se giró para poder mirarla de frente.

—A una persona que vendrá a ayudarte.—Con el dorso de su mano derecha lentamente acarició su pálida mejilla.

—¿Ayudarme a que?—Su frente arrugó ya sospechando cuál sería la respuesta de la chica que la miraba con tristeza al notar su reacción.

—Sabes de lo que hablo.—Comenzó la chica viendo cómo la otra soltaba un suspiro pesado y se abrigaba mucho mejor con su bata ya puesta. El frío comenzaba a calarle hasta sus huesos.—Sabes que mi mayor deseo es que mejores, quiero verte sonreír de nuevo, sonreír de verdad. Quiero que vuelvas a jugar tus videojuegos que tanto te gustan, ver películas, sacar a pasear a Goldie, salir con tus amigas. Quiero que vuelvas a ser tu. La chica amable y feliz que eras antes.—Pronunció de nuevo acariciando la piel de la contraria.

—¿De que hablas?—Negó alejándose de su tacto—Sigo siendo yo.—En la cama tomó asiento apoyando las manos en cada lado.—Yo estoy bien. Mírame.—Sonrió de más, pero ciertamente esa no era una sonrisa real y la otra lo sabía. Ella misma lo sabía, pero no quería admitirlo.

—No. No estás bien.—Negó dirigiendo su mirada a la venda que apenas se podía apreciar bajo la bata en su muñeca.

—Amor,—Se levantó sonriente. Una sonrisa más grande de lo normal y ahí estaba la prueba de que esas sonrisas eran falsas—Estoy bien.—Intentó convencerla.—Esto, esto solo fue una tontería.—Río levantado sus manos empuñadas dejando ver así sus dos muñecas cubiertas por vendas blancas.

—No. No es una tontería porque no es la primera vez que lo haces.—Sobre sus hombros posó sus Manos—Quiero que vuelvas a ser la mujer de hace unos meses...—

—Lo soy, mientras si tu estás aquí conmigo.—Se apresuró a decir.

—Dios,—Frustrada se pasó ambas manos por el cabello dando así unos pasos hacia atrás—tú sabes que...—

—No lo digas.—la cortó de inmediato sintiendo como un dolor ardiente hacía presencia en su pecho.—Tu no.—Negó con la cabeza y sus ojos comenzando a humedecerse. El dolor comenzaba a invadir la habitación.

—Mina por favor, ya hemos hablado de esto. No puedes seguir así.—De los hombros la tomó otra vez—Debes aceptarlo.—Con calma intentó hablar sabiendo que sus próximas palabras eran puñales que desgarraban el alma de la chica.—Lo nuestro...—

—¡No!—Exclamó con rabia y dolor alejándose de ella.—No te atrevas a decirlo.—La señaló con los ojos rojos de dolor y rabia.—T-Tu y yo siempre vamos a estar juntas... Lo prometiste el día que me pediste ser tu novia. ¡Dijiste que siempre estarías aquí conmigo!—Alzo la voz comenzando a llorar y a temblar.—Tienes que estarlo...—Entre sollozos ahogados le dijo a la otra chica que apenas y podía retener sus propias lágrimas.

—E-Está bien, está bien...—Dijo tragándose el nudo que se había instalado en su garganta—Tranquila.—A ella se acercó y entre sus brazos la tomó mientras los llantos de la otra se hacían más desgarradores.—No llores más por favor.—Le suplicó con las manos sobre los hombros—No llores. No sabes cuanto me duele verte así.—De nuevo la abrazó como pudo. Del otro lado de la puerta, ahogando sus llantos entre sus manos estaba una madre destrozada al escuchar el sufrimiento de su única hija.—Vamos a la cama. Estás congelándote.—Le indicó la chica después de un rato. Mina titiritaba de frío, así que entre sollozos se metió en sus sábanas junto a su mascota para luego ser abrazada por el amor de su vida desde la espalda.






Gracias por leer, espero les agrade.

El frío de tu Ausencia (Michaeng) PAUSADAWhere stories live. Discover now