Capitulo 3

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Tras una hora sentada frente a la doctora Im Nayeon donde la mayor parte del tiempo Mina estuvo mirando a un punto fijo y en silencio, Jihyo y ella caminaban de regreso a hacia su habitación. Afortunadamente Mina no salió corriendo cuando Nayeon comenzó a tocar el tema por el cual estaba siendo tratada.

—¿Quiere que le ayude con el baño?—Amablemente la enfermera le preguntó en cuanto estuvieron en la habitación.

—No. Lo haré yo.—Contestó Mina sin ánimo alguno sentándose en la orilla de la cama mirando el piso de madera bajo sus pies.

—Está bien. Descansa entonces.—Le dijo Jihyo antes de retirarse para así unirse a la doctora y los padres de Mina en el estudio. La doctora debía informarle a los padres cuál fue su primera impresión sobre Mina.

—¿Como te fue?—Chaeyoung volvió a la habitación después de haberla observado a lo lejos en el estudio. No quería que Mina se distrajera ante sus presencia por lo que la observó detrás de una puerta corrediza. Estaba ansiosa por saber cómo le fue en su primera sesión con la doctora que personalmente ella junto a otra persona habían buscado.

—Supongo que Bien.—Contestó asomándose a la ventana para poder apreciar el firmamento oscuro.

—¿Que tal la doctora?—A su lado llegó Chaeyoung levantando la vista hacia la inmensidad del oscuro cielo donde la fría y pálida Luna brillaba en todo su esplendor en medio de millones de estrellas.

—Mmmm bien...—Sus brazos frotó cuando el frío erizó su piel.—Creo...—A su cama subió y sobre la pared recostó la espalda para luego abrazar sus rodillas sobre su pecho.

—Me alegra oír eso.—Frente a ella, Chaeyoung tomó asiento en la orilla de la cama.

—Me regaló dulces...—Contó buscado en una de las bolsas de su bata. Aquello Chaeyoung ya lo sabía, ya que en todo momento las estuvo observando sin que estas lo supieran.—Te guardé un par.—Le dijo deslizando sobre las sábanas de color blanco la bolsita amarilla para luego volver a su posición anterior. Encoger sus piernas sobre su pecho y abrazarlas, recostando la mejilla sobre sus rodillas.

—Gracias.—Miró la bolsa y luego a Mina con tristeza. Ella aún recuerda como Mina comía esos de esos dulces  casi a diario, recuerda el rostro de satisfacción y felicidad cuando probaba el primero, pero ahora nada parecía alegrar por más de un minuto a la japonesa. Su dulce y tímida sonrisa se desvaneció un día para jamás volver. De su mirada brillante no queda más que tristeza y dolor.

—E-Ella dijo que no fue mi culpa...—Con la frente sobre sus rodillas Mina habló después de un momento. Chaeyoung suspiró profundo antes de hablar.

—Por supuesto que no fue tu culpa Minari. Yo misma te lo he repetido una y otra vez.—Habló con tranquilidad pasando una de sus manos sobre su espalda para así acariciarla.

—Pe-Pero yo insistí ir a ese maldito lugar...—Levantó la mirada bañada en lágrimas. Chayeoung pudo percibir su dolor y culpa más fuerte que nunca.—Y-Yo no debí...—

—No fue tu culpa.—La interrumpió de inmediato posando sus dos manos en sus frías y húmedas mejillas.—Tu no mataste a nadie Mina.—A los ojos la miró—Lo qué pasó ese día Fue.un.Accidente.—Le aseguró subiéndose a la cama también, colocándose de rodillas frente a ella. Las lágrimas de Mina aumentaron hasta convertirse en llantos ahogados, llantos fuerte y dolorosos. Chaeyoung hizo un enorme esfuerzo para no llorar también. Le desgarraba el alma verla de esa manera. Ojalá pudiese quitarle de encima ese dolor y llevárselo consigo, pero lastimosamente no podía.—Fue un accidente...—Susurró acariciando su cabello, observando como Mina se ahogaba en llantos abrazando con fuerza sus piernas.—Hoy lo hiciste bien.—Pronunció la coreana después de un momento—Estoy orgullosa de ti pinguina.—Agregó y Mina la miró en lágrimas al oír ese nombre que no había escuchado desde hace meses.

El frío de tu Ausencia (Michaeng) PAUSADAWhere stories live. Discover now