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La miré entrecerrando los ojos. Su mirada cambió un poco, ahora se le veía más juguetona y relajada. Por lo visto, era verdad que las lágrimas ayudaban.

-¿Aquí? ¿En tu casa? -la miraba no muy convencida, no me resultaba cierto lo que me estaba proponiendo. No después del escándalo en la escuela y no después de decirme que evitara a sus padres, ¿ahora me proponía quedarme? ¿Todo el fin de semana? ¿Acaso era una broma?

-¿Quieres? -acariciaba mis cabellos- Que te quedes me hará feliz.

-Pero, ¿y tus padres?

-¿Qué hay con ellos? -fruncí el ceño.

-Bueno, tú me dijiste que..

-¡Ah! -se alejaba- Ellos viajarán -reía un poco- jamás te invitaría a quedarte mientras estén en casa, no quisiera hacerte sentir incómoda.

-Por ahí hubieses comenzado, ¿todo el fin de semana? -asintió con rapidez emocionada.

-Todo, ¿por qué? ¿Tienes planes con alguien más? -me miraba juzgona.

La única persona que se me vino a la mente fue mi madre, quien anteriormente estaba entusiasmada de vernos los fines de semana debido al cambio drástico de su trabajo. Me sentí presionada por unos momentos pero intenté pensar que incluso para esto habría una solución.

-¿Quedarme significa dormir aquí también? -volvía a asentir.

-En mi cama.

-¿En tu cama?

-Eres mi novia -se acercaba- debes dormir junto a mí.

-Entiendo -sonreí y me devolvió la sonrisa.

-¿Eso es un sí?

No podía decirle que no, mucho menos que lo pensaría; dadas las circunstancias y justo en aquel momento al verle su rostro hermoso esperando que le respondiera. No tenía el permiso pero le contesté que sí. Fue demasiado grato verla sonreí y alegrarse. No me negaría a ella.

Me gustaba lo suficiente como cumplirle todos sus deseos.

+++

La castaña no me contó nada al respecto de lo que pasó entre ella y Joy, pero lo entendí, tampoco la presionaría. Minutos después de haberle dicho que dormiría en su casa, Irene me llamó diciendo que los padres llegarían a casa y yo debía salir huyendo.

Mi hermosa novia se quedó en la casita del árbol, diciéndome que debía estar un poco más de tiempo para sentirse mejor. Eso también lo entendí. Algo en aquella casita la hacía sentirse segura y quise averiguar el por qué, quizá la razón principal era que su hermana se la constuyó; me pregunté que tan cercanas eran y si algún día tendría el honor de conocerla.

Irene carraspeó su garganta, haciéndome recordar que venía en el auto con ella y por un momento lo había olvidado.

-¿Y bien? ¿Te contó lo que pasó?

La miré, observé sus manos y un poco de sus movimientos. Se notaba diferente y su actitud no era la usual de siempre, era como si.. Estuviese nerviosa. Me di un premio de manera mental, Ryujin estuviera orgullosa de mí al notar estos detalles; tal parecía que estaba aprendiendo a leer a las personas.

-No realmente, ¿por qué?

Entraron a mi mente muchas dudas, la principal de ellas era que Irene me ocultaba algo y no sabía el por qué o de qué se trataba.

-Así que no habló de lo que pasó.. -dijo en voz baja.

-Irene, ¿tú sabes lo que sucedió? -redujo la velocidad hasta que se detuvo. Había un semáforo en rojo justo al frente. Suspiró y me miró.

Ella ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora