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A Luzu le gusta su mejor amigo.

Nunca fue alguien que le sea común mostrar sentimientos, tampoco del tipo romántico que te decía cada momento que te adoraba, que quisiera pasar una eternidad contigo; ni siquiera era la clase de chico que hiciera cartas pequeñas y las guardara para dártelas en días especiales. Su ex Auron decía que sí, pero él mismo sabía que lo había matado junto la traición que le dejó.

Luzu actualmente no se sentía cómodo sabiendo que volvía a sentir aquel vuelco de corazón cada que veía a Quackity sonreírle, levantar sus cejas en forma de saludo, o como momentáneamente quedaba estático al sentir como lo abrazaba por la espalda o revolvía su cabello "peinándolo" para que se viera menos emo; pero al igual que había cosas que le hacían tan feliz y con ese cosquilleo juguetón en su mente, existían momentos donde en serio sentía odiar a su mejor amigo. Quackity era muy cariñoso en cuanto contacto físico, si a él lo abrazaba, también abrazaría al que estaba a lado, pero por sorpresa solamente eran personas que Luzu aprendió que eran las "especiales". Rubius cuando tenía oportunidad apretaba las mejillas de Quackity, y él se veía tan feliz por ello; Sapo Peta era su ex, y llegaba como si nada besando su mejilla, Quackity parecía adorar eso; Vegetta hacía lo mismo que Peta, pero Luzu lo tenía sin cuidado ya que Vegetta nunca haría algo con el chico que a él le gusta. Pero Quackity parecía gustarle cada uno de los mencionados y Luzu quería llorar.

­­­­­­­- Luzio -escuchó la juguetona voz atrás de él, haciéndolo salir de sus pensamientos y voltear para fijar su vista en el chico de hoodie y beanie negra-. ¿Qué haces tan solito en la azotea...? Y al parecer también escondido.

- ¿Te interesa? -murmuró, sabiendo perfectamente lo agresivo y arisco que estaba siendo con su amigo, pero en este momento sólo sentía rabia acumulada por sobrepensar sus emociones.

- Sí -respondió jocoso, tomando total libertad en sentarse a un lado de su amigo sin importarle el ceño fruncido que ahora tenía.

- Quackity... -suspiró, dejando de mirar al mencionado y cubriendo su sien con su mano, frotándola suavemente contra su rostro-. En serio no me siento bien y realmente tu presencia no es de mi agrado ahora mismo.

-'Ora, ¿pues qué hice? -ahora el tono de Quackity había cambiado, no era jovial, era su voz tan amarga ahora que inclusive podría confundirla cuando habla recién levantado-. ¿Pasó algo, rey? ¿Te duele la cabeza acaso?

- No, no te interesa...

Antes que pudiera completar su oración, únicamente sintió como el cuerpo ajeno se pegaba al suyo, pasando un brazo por sus hombros y posando la mano misma en el antebrazo, haciendo una presión para que ahora el peso de su cuerpo estuviera recargado en el contrario. Una inexplicable ola de calor se apoderaba de su anatomía, un ligero quejido salió de sus labios. Iba a llorar si no se quitaba de ahí, pero no quería sentir frío.

- Claro que me interesa... Verga, Luzu siempre me va interesar todo de ti, por favor -el tono se tornaba tan leve, un murmuro que sólo podían escuchar ambos y el viento que era testigo de ambas personas con pensamientos revueltos-. Dime, ¿qué pasó? ¿Hice algo mal?

Las lagrimas ya salían de sus ojos, un silencioso sollozo se escapó de su boca y ridículamente buscó consuelo en la razón de su estrés y confusión, dejando su rostro esconderse entre el pecho de Quackity y removiéndose poco a poco para evitar incomodarse. Quackity rápidamente se alarmó, abrazando con mayor fuerza, ahora, la espalda de Luzu, pasando su mano en un intento de calmarlo al sentir los leves espasmos que tenía. Quedaron así unos momentos, Quackity dejó de insistir y se dedicó a acurrucar su rostro contra la melena castaña. Luzu quería morir ahí mismo, sabría que murió feliz. Ahora sólo pensaba que era ahora o nunca, aclarar lo que sentía, pues ya no servía de nada ahogarse en sus sentimientos por tontas esperanzas como estas, que le hacían creer que realmente importaba, que en serio se preocupaba por él y era exclusivo de su persona y no porque son amigos.

Necesitaba saber si sería con el único que haría eso, si era él la razón de que fuera alguien tan cariñoso y juguetón, que todas esas palabras lindas que se decían borrachos eran ciertas, si la idea de cocinar juntos siempre era cosa de Luzu y Quackity, que adoptar dos patitos al mismo tiempo era una muestra de amor y responsabilidad y no solamente de amigos.

- Me gustas, Quackity.

Lo dijo lo suficientemente alto para que el otro lo escuchara, y pasó una eternidad sin recibir una respuesta. Quackity seguía en su labor de frotar su nariz contra su cabellera, hasta que paró y Luzu se alejó unos centímetros para verlo a los ojos, buscando algo; no esperó encontrar a su amigo hecho un desastre en su expresión. Sus mejillas coloradas y su nariz igual, como fruncía el ceño y mantenía una mueca en sus labios; sus oscuros ojillos brillaban por amenazar soltarse a llorar. Antes que Luzu pudiera decir algo más, sólo sintió como Quackity pegaba su nariz con la suya, frotándola levemente y haciendo que sus respiraciones calientes estuvieran combinándose; salió del trance hasta que el contrario pegó sus labios a los suyos, sin ser un beso como tal, pero chocándolos con delicadeza.

- A mí me gustas muchísimo, Lusu -murmuró contra sus labios, para después alejarse y dejarle un beso en la mejilla, después en las comisuras de los labios, para volver en la nariz; lo estaba llenando de besos-. No sabes cuánto te quiero, cuanto me he reprimido esto. Puta madre, yo voy a llorar ahora.

Luzu rodó los ojos y finalmente tomó los cachetes de Quackity, acunándolos y alejando el rostro levemente para observar la bonita cara que poseía. Sonrió, para después plantar un casto beso.

Realmente estaba enamorado de su mejor amigo.

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Luckity |drabbles|Where stories live. Discover now