La lengua en su sexo hacía maravillas. La chica gemía ante el tacto del otro joven italiano. Su espalda se arqueó debido a la satisfacción del momento. Margoth adoraba ese momento entre el desayuno y almuerzo familiar de los sábados, aquellos cuarenta minutos donde saciaba sus placeres carnales.
Henry Ballard se llama su muñequito de turno. Otro más de los tantos en su lista. Lo único que resalta en el apuesto chico es que posee la misma astucia y arrogancia que Margoth. Pero hay algo en sus ojos que q la chica no termina de gustarle, le desagrada. Quizá es esa luz de la que ella carece. Se podría decir que ha nacido sin sentimientos positivos y por ello sabe identificarlos en otros.
—¡Dios, si!
Una vez que los dos finalizaron, Margoth ni lo mira cuando se desliza por la cama y toma su ropa interior. Sin ayuda de nadie, abrocha el corpiño negro de encaje y se sube el cierre del vestido del mismo color. Se peina, toma su cartera y se pone sus tacones con gran facilidad.
—Nos vemos el próximo sábado ¿verdad? —le sugirió él con seguridad.
—Ni lo dudes, misma hora y lugar.
Con una sonrisa coqueta y movimientos seductores, Margoth se retira de la habitación de hotel. Al cerrar la puerta, la sonrisa desaparece. Siempre ha sabido cómo actuar en determinadas situaciones, qué decir y qué hacer. Y esta no ha sido la excepción, sabe que lo tiene comiendo de su mano y que cuando no le sirva, podrá deshacerse de él como si de unos tacones rotos se tratase.
Toma el brillo labial y mientras se mira el espejo del ascensor, lo repasa con delicadeza. Se observa en el espejo. Esta perfecta, como siempre. Cada perla decora su rostro y cada cabello permanece en su lugar. Acomoda su diadema negra en su cabeza y sale del ascensor cuando llega a la planta baja.
Cruza el loft del hotel como si se tratase de su casa en Milán. Cuando realmente no está en Milán, si no de vacaciones con su padre en Voltera. Avanza por la acera hasta una limusina estacionada en la esquina. Su chofer baja y le abre la puerta luego de hacer una pequeña reverencia ante ella.
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𝐊𝐈𝐋𝐋𝐄𝐑 𝐓𝐎𝐔𝐂𝐇 | Alec Vulturi
VampireKT | 𝗔𝗹𝗲𝗰 𝗩𝘂𝗹𝘁𝘂𝗿𝗶 𝗙𝗮𝗻𝘁𝗶𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻 ❝ A los muertos no les importa cómo son sus funerales. Las exequias suntuosas sirven para satisfacer la vanidad de los vivos. ❞ Donde tanto Margoth como Alec deberán aprender a que el amor no signifi...