CAPÍTULO 1

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"You brought the flames and you put me through hell
I had to learn how to fight for myself"

Traducción:

"Tú trajiste las llamas y me hiciste pasar por un infierno,
Tuve que aprender a luchar por mi mismo"

—Praying, Kesha.





ASHTON.

Pasado. Edad: 14.

Lo primero que puedo distinguir son luces blancas. Ni siquiera eso, es como una pantalla blanca de confusión que me hace pensar en las peores cosas. No es hasta que consigo parpadear unas cuantas veces, que me doy cuenta de que la luz es tan solo un foco blanco en el techo de donde sea que este.

Veo al foco moverse, pero sé que es imposible. Mi mareo dura unos segundos hasta que dejo de sentirme como si todo estuviera dando vueltas.

—Ashton. Soy yo, mamá —anuncia una voz a mi lado.

Tan solo instantes después, mi vista del foco es reemplazada por el rostro familiar de mamá. Sus ojos lucen rojos e hinchados, como si hubiera estado llorando. No es inusual en ella. Siento que siempre esta llorando. Por una razón u otra, todas igualmente válidas.

Me tomo unos momentos para reacomodar mi cabeza. Está doliéndome horrores, como un martilleo constante en mi cráneo que no me deja formular ni un pensamiento coherente.

A pesar de que mis recuerdos ahora mismo sean algo borrosos, me acuerdo de lo más importante. La manera en que mi cuerpo entero temblaba, el miedo que me cerraba la garganta y me hacía cosquillear las yemas de mis dedos. Lo liberador que se sintió abrir los frascos de pastillas y llevarlas a mi boca.

Sin embargo, también recuerdo los escalofríos que me recorrieron el cuerpo y la sensación de terror que me dejó paralizado un segundo antes de que las pastillas hicieran efecto. Fue el solo hecho de darme cuenta de que finalmente había hecho realidad aquella fantasía que vivió tanto tiempo en mi cabeza. Que dejó de ser un producto de mi imaginación y de mis deseos.

—¿Ashton? Estoy llamando al doctor. Va a estar todo bien —la voz de mamá me trae de nuevo a la situación. Se acerca a dejar un beso en mi frente, y en el movimiento, siento sus propias lágrimas contra mi rostro.

¿Por qué estoy aquí?

¿Por qué no funcionó?

—¡No! —exclamo, el grito que retumbaba en mi mente por fin escala mi garganta hasta soltarlo.

Mamá se paraliza en su lugar, el miedo tomando posesión completa de su expresión y postura.

—¡No quiero estar acá! —exclamo. Muevo mis brazos y veo como en el mar de cicatrices que decoran mi piel, hay una intravenosa conectada. Muevo mi brazo contra ella, sintiendo el dolor de la aguja que consigue traerme alivio.

—¡Ashton! ¡Quédate quieto! —pide mamá entre llantos mientras intenta sostenerme de los brazos para que deje de moverme.

No sé en qué momento las lágrimas me ganaron y empezaron a empapar por completo mi rostro, volviendo la tarea de ver difícil.

—No quiero, no... —suplico entre sollozos, sintiendo mi garganta cerrarse haciendo que me ahogue con mis propias palabras.

No quiero estar aquí.

No debería estar aquí.

Morir iba a dejarme en libertad después de tanto tiempo.

De repente, más gente entra a la habitación. Apenas puedo registrar las voces, solo escucho los llantos de mamá y mis propios gritos.

Los secretos que escondemos. (LIBRO 1 y 2)Where stories live. Discover now