Capítulo 11

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El día de nochebuena había llegado.

Abrí los ojos lentamente. El sonido de la puerta siendo golpeada repetidamente había terminado con el sueño en el que estaba sumida. Al otro lado de la madera blanca podía escuchar a mi madre hablar.

—Emma, despierta. Sé que es temprano pero necesito que vayas a buscar algunas cosas.

Un quejido salió de mis labios. Sin muchas opciones me levanté de mi cómoda cama.

—En un minuto salgo. —dije adormilada.

Me dirigí al baño. Me lavé la cara varias veces para eliminar el evidente cansancio que había en esta.

Apenas eran las ocho de la mañana, me pregunté qué seria tan urgente como para despertarme a esta hora.

Me cambié el pantalón del pijama por un jogging gris. Tenia tan pocas ganas de cambiarme que decidí dejarme la negra y escotada remera del pijama. Con el frío que hacía nadie salía a las calles a estas horas, por lo que no me preocupé por mi apariencia.

Me puse una campera roja, un gorro blanco y salí camino al comedor.

Cuando bajé ví como mamá ya preparaba las cosas para la cena de la noche.

—Buenos días. —hablé con la voz algo ronca.

—Buenos días, cariño. —dijo mamá mirandome.

—¿Y papá? —pregunté extrañada al ver que no estaba ahí.

—Fue a buscar a la abuela. Tus tíos y primos vendrán a la noche. —contestó mientras seguía preparando una especie de ensalada.

—Está bien. ¿Qué querías que busque? —pregunté.

—Oh si, necesito que vayas a la panadería. Encargué unas cosas la semana pasada. No tendrás tiempo para buscarlas por la tarde asi que debes ir ahora. Solo diles que retiras el pedido de Jade Wood.

—¿Qué pediste exactamente?

—Ya sabes, unos pasteles y esas cosas. -dijo sin entrar en detalles.

—¿No podías hacerlos tú? —hablé divertida.

—Emma Arielle Brown, ¿Estás burlándote? Sabes lo mal que se me da la repostería. —dijo ofendida.

Solo pude soltar una sonora carcajada que duró unos segundos.

-
Había caminado entre la nieve veinte largos minutos, la pastelería se encontraba a unas cuantas cuadras más. Me pregunté porqué mamá tuvo que encargar sus postres en la pastelería más lejana de Sheffield.

El aire estaba congelandome.

Para mi mala suerte, el cierre de la campera estaba roto, por lo que el frío se hacía presente en aquella zona que el pijama no cubría. Trataba de cerrar la campera con las manos, sin mucho éxito.

Las calles estaban totalmente vacías. Solo me había cruzado con una señora que me miró con desaprobación al ver como mi remera resaltaba mis pechos.

Suspiré aliviada al ver la panadería a unos metros y aceleré el paso.

Entré por la gran puerta de vidrio y el calor del lugar automáticamente se hizo presente. Podía ver la nieve caer a través de las vidrieras.

El local estaba musicalizado por una canción que no conocía. Cuadros de bandas icónicas como Queen, Rolling Stones y Pink Floyd decoraban las paredes amarillas. El olor a café y pasteles frescos era más que notable.

Tenía algunas mesas y sillas para la gente que iba a desayunar. La mayoría de éstas ocupadas por pequeñas familias.

Volví mi vista al frente y ví una larga fila de personas esperando ser atendidas. La seguí detrás de un chico con capucha mientras miraba como los empleados atendían a los clientes.

El chico de High GreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora