Juego

420 68 5
                                    

Doflamingo dio la señal de que era momento de dejar el lugar. Basto solo unos minutos para que todos a excepción de él y su hermano salieran.

El bar quedó en silencio dejando que el constante goteo de bebidas fuera el principal protagonista. Botellas de vidrio rotas en repisas y mesas decoraban la escena. Tarros a medio beber que ya no encontrarían fin se mantenían en la barra.

Doflamingo miro los alrededores. Caminaba tranquilo esquivando piernas y brazos hasta llegar donde quería. La barra donde descansaba su pistola.

El piso estaba manchado con sangre y bebida alcohólica. Varios cuerpos inertes descansaban por cada rincón del establecimiento. Recordaba claramente el como les había advertido que con ellos no funcionaria ningún truco. Que estafarlos estaba fuera de sus posibilidades. Y es que tan pronto descubrió el plan no dudo en demostrarles la diferencia de poder.

En la completa tranquilidad escucho el repentino estruendo de botellas caer. Casi podía adivinar lo que había pasado.

- ¿Con que has tropezado ahora? - pregunto al voltear.

Rocinantes esta en el suelo. Se levanta sacudiendo su ropa, pero está se encuentra ligeramente húmeda por la bebida derramada.

- Un corcho -

El mayor sonríe al negar. No puede creer que Rocinante sea tan torpe.

- Recuerdas que me dijiste que algún día me enseñarias a jugar -

Lo mira sin entender, pero ve su mano señalando a un lugar y le sigue hasta ver lo que quiere mostrarle. Una mesa de billar.

- Claro, pero como no hemos tenido la oportunidad -

Los dos andan hacia ella.

Rocinante agarra su cigarrillo y echa el humo a un lado para luego volver a ponerlo en su boca. Toma uno de los palos buscando la forma de acomodarse sobre la mesa.

- Baja más tu cuerpo -

Dice Doflamingo. Se pone tras él y con su mano sobre su cintura le hace moverse a un lado. Se inclina sobre su cuerpo y señala la bola blanca.

- Es buscar el mejor ángulo -

Siente el roce de sus cuerpos sobre la ropa. Le hace cambiar el agarre y luego lo insta a darle con un golpe certero.

No logra darle a ninguna bola.

- Bueno, era de esperarse. Eres un mal jugador -

- Dirás qué tengo un pésimo maestro -

Doflamingo lleva ambas manos a la cadera contraria para girarlo y quedar frente a frente.

- Tal vez deba darte lecciones sobre otra cosa -

Euforia  (Donquixote)Where stories live. Discover now