EMPTY [HYUNHO/MINJIN]

15. The carriage drawn by mice

—Estás sencillamente demente si crees que me voy a subir a esa cosa—replicó Minho.

—¿Por qué? Tenemos que irnos de aquí—dijo Hyunjin.

—Si quieres beber, podemos hacerlo aquí. —gruñó Minho.

—¿Crees que vengo vestido para la ocasión?

—A la mierda eso, no es un restaurante de etiqueta.

—Cobarde—articuló Hyunjin. Quería hacerlo por las buenas, pero si la única forma de llevarlo hasta un bar menos estirado era molestando, lo iba a hacer.

—¿Qué? —preguntó Minho incrédulo.

—Co-bar-de—repitió Hyunjin. ¿A caso todos los hombres de traje se ponían sensible con esa palabra?

—¿Quieres comenzar una pelea?

—Quiero que pongas tu elegante trasero en el asiento de mi moto para que podamos largarnos de aquí.

—Sabes que puedo irme en un taxi, ¿no?

—Y para eso me diste indicaciones de cómo llegar hasta aquí, ¿para irte en taxi?

—Tú nunca preguntaste.

—Dije que iba a pasar por ti.

—Y eso hiciste, pero no pienso subirme a eso—señaló la motocicleta.

—Por COBARDE

—Cállate, Sam.

—Hazme callar—retó y antes de que Minho aceptara el reto, el recepcionista del restaurante llegó hasta ellos.

Le dedicó una mirada curiosa a Hyunjin, que no pasó, para nada desapercibida, de Minho.

—Buenas noches, caballeros—carraspeo—Me preguntaba si van a ingresar o no al restaurante. Esto debido a que su...—miró la moto de Hyunjin—vehículo está obstruyendo la entrada. Si deciden acompañarnos nuestro valet Banging puede estacionarlo, si no, les pido de la manera más atenta que se retiren, por favor.

Y nadie supo por qué, pero esa pequeña petición enfureció a Minho.

—¿Me está echando?—preguntó con seriedad.

—No, claro que no, simplemente....

—Para mí luce como si me estuviera corriendo de aquí. Y eso no me gusta.

El empleado abrió mucho los ojos al escuchar eso, pues sabía bien quién era el hombre de traje que lo estaba retando. Ningún acompañante de Lee Jinyoung podría ser alguien se trató sencillo y estaba comprobándolo en ese mismo momento.

—No me malentienda, por favor. Es simplemente que...

—Me largo—interrumpió Hyunjin y comenzó a caminar hacia la Ducati.

—Hablaré con quién sea necesario por este malentendido o lo que sea, señor. Pero será otro día, ahora, si me disculpa—sentenció Minho y se fue tras el pelinegro.

El empleado no dijo nada y simplemente volvió al restaurante. Esperaba que ese hombre no volviera después, pues de lo contrario tendría muchos problemas.

—Quédate en tu restaurante lujoso.—gruñó Hyunjin.

Minho no se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer, ni por qué había cedido tan rápido, pero lo siguiente que salió de su boca no auguraba nada bueno.

—Dame el estúpido casco—musitó.

Hyunjin sonrió como un niño pequeño cuando le otorgan un capricho. Se giró y le colocó su casco a Minho. Ambos se subieron, pero antes de que Hyunjin pusiera las llaves Minho lo detuvo.