22. Last Night

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El momento de actuar llegó. Minho tomó su celular y tecleó el último mensaje que mandaría a ese número.

Minho: salgamos hoy. Quiero llevarte a un sitio.

Hyunjin: ¿estás en tu casa?

Minho: no, te mando la ubicación, encontrémonos en ese lugar en una hora.

Hyunjin: de acuerdo.

Minho: hasta entonces.

Cerraría todo con broche de oro, el puro estilo Lee Minho. Sinceramente, le apetecía averiguar cómo sería un encuentro con el pelinegro en los mismos aposentos y con las mismas herramientas que Seoyong le había mostrado. Tuvo tiempo de planearlo, desde la primera vez que se lo imaginó, sin embargo, la vida se encargó de obstaculizar ese encuentro cada vez que sentía podía llevarlo a cabo, al menos hasta ese momento.

Sentía total incertidumbre en cuanto a la decisión que tomó, pero sabía que era lo mejor para todos, sobre todo para el pelinegro, no podía meterlo en problemas sólo porque había descubierto que su pene se ponía alegre cada que pensaba en él. Sam tenía razón, no tener cuidado te lleva inevitablemente al apego y antes de que eso sucediera era mejor retirarse. Minho tenía muchas cosas de las que ocuparse y no podía permitirse tener aventuras que durarán más de un día, por mucho que esta le había gustado.

Era su última noche como hombre libre de investigaciones exhaustivas, necesitaba disfrutarlo. El hombre de traje llegó primero al hotel temático, reservo una habitación y subió. Arrojó su saco al sillón y fue directo al bar para buscar algo de beber, encontró un amplio surtido de licores y algunas herramientas para preparar cócteles, así que para tratar de tranquilizar un poco los nervios que comenzaban a aparecer, decidió beber un poco.

Hyunjin se extrañó cuando el mensaje de Minho timbró en su teléfono. No estaban acostumbrados a estar en contacto, pero las pocas veces que charlaban a través de mensaje nunca se sentían tan distantes. No sabía bien a bien si el hombre de traje estaba de mal humor o qué diablos, pero la dirección tenía como destino un sitio divertido, así que tal vez, podría contribuir a menguar el mal humor o lo que estuviera atormentando a Minho, en una de esas, quizá lo esperaba una noche realmente memorable, aunque, para ser totalmente honesto, desde que había conocido al maldito dueño del Porsche, todas eran gratas y dignas de recordar.

Minho no podía dar ni un paso atrás.

Cuando Hyunjin tocó la puerta de la habitación 98, Minho dejó caer su licor sobre la camisa, el ligero brinco que pegó al oír los golpes en la puerta acaba de arruinar una camisa Armani. Quizá debía dejar de gastar dinero en ropa tan cara y tan malditamente desechable, para empezar ¿cómo comenzó a comprarla?

El pelinegro entro a la habitación determinado y sensual, como solía ser siempre, no escatimó en la mirada que le dedicó a Minho, un escaneo de cuerpo completo disfrutando ampliamente de la vista.

—¿Quieres algo de beber?—preguntó Minho tratando de no beber de la imagen que Sam le estaba otorgando, allí, de pie en medio de la salita.

—Hoy no, gracias.

En ese momento Minho se percató de algo particular: desde que conocía a Sam jamás lo vió tomar alcohol, salvo por aquella ocasión que entró a su casa, pero en estricto sentido no lo miro, simlemente cargo con las consecuencias.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Ya hiciste una, pero te dejaré hacer otra—le respondió Hyunjin con una sonrisilla.

—Olvidé que eras un listillo.

—Parecer ser que tienes una pésima memoria.

—¿Por qué no bebes alcohol?—soltó directo.

EMPTY [HYUNHO/MINJIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora