La mafia acaba con tu vida justo antes de que empiece, aunque respires.
Asesina, despedaza, quema, derrite en ácido y demás amabilidades.
Sin embargo, siempre hay espacio para el glamur de cine, vestir con elegancia es la única manera de cubrir la...
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Es obvio que tantas situaciones juntas me ponían muy de malas, me preocupan las chicas del clan, me preocupa Kai, me preocupa VantaBlack, pero lo que supera mi preocupación es Chris, cuando Quetzal nos explicó lo que pasó con él y cómo pudo haber terminado, me volví loco.
No había ido a verle en días porque me provocaba ansiedad, Chris es para mí ese hermano de otra madre que cualquier primogénito desearía tener, tan solo pensar que pude perderlo me enoja mucho y es peor porque no puedo desquitarme con alguien, porque, según Kai, no hay culpables ésta vez.
Sin embargo, no podía seguir escondiendo mi frustración, así que ésta mañana he decidido ir a ver al dragón a su guarida.
—Pero miren, ya salió el sol en Milán, tenía días sin hacerlo.
—No seas molesto justo ahora Christopher.
—¿Estás preocupado y asustado? Oh vamos viejo, eres el príncipe heredero, los príncipes herederos no sé asustan con facilidad.
—Yo sí —le ofrecí una elaborada gelatina con durazno, los ojos le brillaron, es fanático del durazno— ¿Cómo estás?
—Vivo, es lo importante ¿Me ayudas? Soy incapaz de mover el brazo aún, es molesto.
—¿Quieres que te dé gelatina en la boca? Debes haber enloquecido.
—Ay, qué molesto, todo el mundo dice que estoy loco, solo quiero comer mi gelatina, sé amable y ayúdame.
—Si no te quisiera tanto… —es raro hablar con esta versión de Chris, porque ha pasado tanto tiempo de no verle que creí que jamás volvería, es muy diferente al que estamos acostumbrados, este Chris no tenía tantos demonios como el actual, ojalá pudiera hacer amistad con su pasado y ser feliz como sea que alguien como él lo es.
—Gracias, hasta que haces algo amable para conmigo para variar.
—No te aproveches de tu condición para ser pesado conmigo, aún puedo fastidiarte si me da la gana.
—Perdóname Karim, es que estoy tan aburrido, estuve cinco días inconsciente, llevo otros diez aquí metido, ya me quiero divertir un poco.
—Abre la boca —le di un bocado de gelatina mientras que el encantador doctor mister universo se tornaba pensativo— ¿No quieres estar aquí? Pero si adoras este lugar más que a cualquiera en el mundo.
—Y no te discuto tal hipótesis, más bien seguramente adoro este lugar como doctor, no como paciente.
—Tienes un punto, uno muy bueno.
—Lo sé, oye… viejo…
—¿Sí?
—¿Y si me sacas de aquí?
—¿Estás loco? Otro poco y te vas a visitar a tu padre y ahora quieres salir de aquí.
—Por favor, de haber muerto ya me hubieran sacado de aquí, lo que es estúpido, debería estar afuera disfrutando de la vida.
