Capítulo 51: Turismo

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Alba's POV

- Yo a esta tía la mato.

Fue lo único que le pude decir a Natalia cuando mi compañera de piso nos interrumpió en el salón. La morena me contestó con un simple déjala mientras me enseñaba sus dientecitos a modo de sonrisa. Nos habíamos llevado un susto de muerte por su culpa y, encima, me había dejado de exhibicionista solo porque, al agacharme, la camiseta de Nat que llevaba puesta no me tapaba el culo. Encima, cuando me giré para echarle la bronca, la tía ya se había ido y nos había dejado allí, solas.

Aproveché que ya no teníamos compañía para preguntarle a Natalia cómo había dormido y después se ofreció a hacer algo para que desayunásemos las tres, por lo visto sólo se había tomado un par de tazas de café y la chiquilla tenía hambre. Se empeñó en cocinar con la simple excusa de que yo lo había hecho ayer y no tuve más remedio que irme a la ducha sin rechistar, aunque en el fondo estaba encantada de lo hiciese ella.

Desayunamos con la pesada de María, a la que le cayeron unas cuantas miradas asesinas que sólo sirvieron para que ella estallase en carcajadas y para que a la morena se le escapase la risa cada dos por tres.

Para variar, Natalia se empeñó el llevarme a la estación cuando fuese a buscar a mi hermana. No le quedaba de camino a casa, pero ni tuve la oportunidad ni quise decirle que no. Eso sí, llevarnos de vuelta a mi piso ya no se ofreció, quise pensar que era porque tenía cosas que hacer pero en el fondo sabía que todavía no estaba lista para dar el paso de presentarse a mi hermana. Solo esperaba que no huyese cuando llegase el momento, es más que obvio que estoy ilusionada viendo a dónde nos está llevando todo esto. Ahora mismo solo quiero seguir sabiendo más cosas de ella y que ella conozca las mismas de mí, ¿qué mejor manera de conseguir eso que presentándole a mi mitad?

Marina me había mandado un mensaje, por lo visto su tren se había retrasado un poco por una avería que habían tenido a la altura de Cuenca, pero no iba a tardar más de veinte minutos en llegar. Me fui directamente a una cafetería dentro de la estación para poder tomarme el que sería el segundo café de mi mañana y saqué mi móvil para echarle un ojo a Twitter o a alguna red social del estilo que me entretuviese. Y eso fue lo que hice hasta que volví a recibir otro mensaje.

MARINA: estoy entrando en Madrid, cinco minutos y te veo por fin.

ALBA: no sabes las ganas que tengo de achucharte, Mini.

MARINA: jo, y yo. Además, me tienes que poner bien al día, que últimamente no me cuentas nada Alba.

ALBA: tranquila, que tenemos todo el día para cotillear. Te espero aquí, estoy en frente de la puerta.

Le mandé una foto de la cafetería para que se orientase un poco y pudiese encontrarme sin muchos problemas. En realidad, yo era la que se orientaba mal de las dos, nos íbamos de vacaciones y siempre era Marina la que llevaba el Google Maps, porque yo soy más del tipo de copiloto que se pasa la salida y te dice: uy, era la anterior salida.

Volví a mirar las stories que me iban saltando en el teléfono aunque no les estuviese prestando nada de atención. Ni siquiera había notado cómo estaba moviendo la pierna hasta que miré hacia abajo, si seguía dándole con esa intensidad iba hasta a volcar el taburete en el que estaba sentada. Justo después, y como si fuese un acto reflejo, mi mano izquierda colocó un mechón de pelo que me estaba molestando detrás de mi oreja.

Se me escapó la risa al darme cuenta de lo que me pasaba, no me podía creer que estuviese nerviosa por ver a mi hermana. A decir verdad, sabía que no era por reencontrarme con Marina, si no por el tercer grado al que mi hermana me iba a someter en el momento que posase uno de sus pies en Madrid. Aunque lo que más nerviosa me ponía era saber que en el margen de, como máximo, dos días, iba a tener que presentársela a la morena que me quitaba el aliento cada vez que se acercaba a mí.

Perfect Eyes / Albalia - NatalbaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang