Hablarlo

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Mason tardo exactamente cinco minutos en lograr convencer a Amelia.

Empezó por una pequeña explicación que empezó por un:

—Primero que nada, esto es lo mejor para Fleur.

Y que termino con Amelia contra una pared cercana mientras Mason le enseñaba "quien mandaba", "quien era su mayor preocupación" y "le daba una lección, por no confiar en él" Si, todo al mismo tiempo.

Adam y Pierce decidieron que no querían estar en el proceso de "convencer a Amelia de que era lo mejor para todos" que fue lo que Mason dijo que haría.

Al final, Amelia se había quedado convencida... Y también sin ropa.

Pero no juzgaremos los métodos de Mason, después de todo, había conseguido el cometido de mantener a Amelia tranquila.

Ambos se quedaron enredados en la sabana blanca, la castaña tenía la cara de Mason entre sus pechos y sentía su cálida respiración, aún así no lograba apartar su atención de los dedos que se deslizaban lentamente por el contorno de su pelvis y luego volvían a su ombligo.

—Promete que esto valdrá la pena Mason, promete que Fleur estará bien, que esto le hará bien —le pidió prácticamente en una súplica.

—Estara bien, Amelia. La ayudaré a superar el trauma de la muerte de sus padres.

—Gracias —murmuro bajito mientras comenzaba a jugar con el cabello del pelinegro.

El acto le provocó sueño a Mason casi al instante.

—Tranquila, yo me encargo.

Mason tenía una rara definición de encargarse

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Mason tenía una rara definición de encargarse.

Después de todo, estamos seguros de que lo que pasó por la mente de Amelia no fue que Mason se cogería a su mejor amiga.

Ella no se enteró, pero lo sospecho, aún así, decidió que no haría nada.

No porque no quisiera, si no porque había algo más importante de que encargarse.

Tenía que hacer algo respecto a la Fleur de vestido rojo que en ese momento la estaba mirando fijamente desde la ventana de la cocina.

Amelia estaba afuera, en el bosque, seguramente tendría que haberse escondido, pero la mirada fría de Fleur la paralizó en su lugar.

Su cuerpo termino de congelarse cuando está alzo la mano y con una sonrisa le hizo una seña para que se acercara.

Amelia había visto al trío salir unos minutos antes, Fleur estaba sola en la casa.

Trago y después sus pies se arrastraron camino a la puerta tracera.

Al entrar se encontró con Fleur, pero tardo un solo segundo en notarlo.

—Tu debes ser la otra personalidad de Fleur, Mason te llama la princesa roja.

La mirada de la rubia cambio y se torno dadivosa, como si sintiera alguna especie de admiración por la castaña frente a ella.

—Me alegra verte Amelia —intento acercarse, pero la castaña dió un paso atrás.

—Tu no eres Fleur, sería estúpido fiarme de tí, se que utilizaste a los chicos para que te ayudarán a matar a tus padres, pudiste fingir que no me habías visto, pero si me tienes aquí es porque quieres algo de mí. Dime.

Las sonrisa de la princesa roja se ensanchó.

Amelia no solo había cumplido con sus expectativas, las elevaba.

—Quiero que dejes a Mason hacer lo que sea necesario para que mantenga a Fleur a salvó y si eso significa que se la coja, entonces dejaras que lo haga.

Amelia hizo puños sus manos.

—Estas más loca de lo que creí.

La princesa roja se acercó de un movimiento rápido y la beso.

Amelia abrió los ojos de par en par mientras la princesa roja saboreaba aquel brillo labial que había probado de los labios de Mason aquella noche, aquel labial que la había insitado a morderlo.

Amelia la empujó con todas sus fuerzas y la rubia rió.

Él sabe a tí.

—Eres una lunática.

—Lo tomaré como un cumplido.

Amelia se pasó el dorso de la mano por los labios, mientras tanto, la princesa roja continuó.

—A Mason no le interesa Fleur de una manera romántica, para eso te tiene a tí —comenzo a decir —, pero eso no evita que ella capte su atención, le da curiosidad.

Amelia analizo sus palabras por unos segundos.

—Eso no evita que me sienta celosa.

—No debes sentir celos —le aclaro —, esa emoción tan vana no te permite ver el panorama completo —se acercó nuevamente, está vez Amelia no retrocedió —, Mason es tuyo, eso él lo sabe, las rutinas comunes no son para él. Deja que te convierta en el lugar seguro al que siempre pueda volver.

Amelia suspiro y lo analizo un poco.

—Me gustaría seguir charlando contigo, pero tengo un espectáculo que dar —señalo la ventana de la puerta principal, el trío estaba volviendo a casa —, escondete y aprende.

La princesa roja camino hasta un sillón y se sentó cómodamente.

Amelia hizo lo que le pidió y se escondió.

Fue ahí, cuando la escuchó con la determinación en su voz que supo porque Mason sentía tanta curiosidad por ella, porque incluso Amelia comenzaba a sentirla.

—De acuerdo, princesa roja —murmuro para si misma.

Nota.

¿Que les parece hasta ahora?

AMELIA ||• Masón StevensWhere stories live. Discover now