Flores +18

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Se lo estaba currando, y mucho.

Después de que tanto Eric como yo le hubiésemos pedido perdón, Gavi se puso en mente que tenía que reconquistarme.

Y no iba en broma.

Había pasado una semana y media, en la cual cada día había recibido flores.

En clase.

Luego en el trabajo.

En casa.

Todos los tipos de flores adornaban ahora mi salón, ya no sabía donde meter más flores.

A parte de eso, me había llevado a cenar tres veces en ese tiempo y se había encargado de tratarme literalmente como una princesa.

¿La verdad? yo no necesitaba tanto.

Solo le quería a él.

Besarlo sin miedo alguno y poder estar juntos de una vez por todas.

Pero Gavi seguía en ese plan y tampoco iba a quejarme.

Estaba esperándolo en esos momentos, según él, tendríamos una cita en mi casa, ya que hacía un tiempo horrible y no nos apetecía nada salie.

Eric y Javi ya habían vuelto y también se pasaban la mayoría del tiempo en mi casa, junto con Pedri, los cuatro nos habíamos vuelto imparables y cuando nos juntábamos no salía nada bien.

Ahí estaban ahora, los tres en el salón, acomodando el sofá y recogiendo los mandos de la play a la que llevábamos horas jugando.

- Gavi llegará en nada, ¿queréis iros ya a tomar por culo un rato? al final os haré pagar alquiler. -me quejé mirando la hora.

- ¿Y vivir todos juntos? sería genial. -comentó Javi ilusionado.

- No lo sería, vivir con tres monos de  jungla no es vivir genial. -solté una carcajada al ver sus caras de indignados.

Tres niños pequeños, eso era lo que eran los tres.

El timbre sonó y supe perfectamente que era Gavi.

Pedri abrió entusiasmado mientras yo terminaba de recoger el desastre.

- ¿Aún seguís atormentando a mi pelirroja? -la voz de Gavi llenó el salón, seguido de las risas.

- Le encanta tenernos aquí. -le contestó Pedri.

- !Eso es mentira! -grité yo.

- ¡Sandwich! -gritó Eric empujándome en el sofá, haciendome caer directa.

- ¡Otra vez no! -grité, pero ya estaban los cuatro encima de mi.

Soltaron todos una carcajada mientras yo intentaba golpearles como podía.

- Al final me quedo sin novia de verdad. -sonrió Gavi.

- No soy tu novia. -hablé yo.

Era verdad, no lo era aún.

- Casi novia. -habló Pedri.

- Casi prometida. -contestó Javi.

- Casi mamá de trillizos. -se sumó Eric.

- Os odio mucho, fuera de mi casa ya. -hablé con las manos en la cabeza, harta ya de los tres.

Gavi soltó una carcajada al verlos obedecer.

Se despidieron y se fueron, dejándonos solos por fin.

- Creo que los voy a vender, al mejor postor, seguro que me pagan bien. -hablé tirándome en el sofá.

- ¿A mi también? -preguntó con un puchero.

- Tendré que pensármelo. -fingí sopesarlo.

Gavi se abalanzó sobre mi, tumbando mi cuerpo contra el sofá, sacándome una risita.

Y sin tener tiempo de reacción, sus labios ya estaban sobre los míos, cálidos y suaves.

Adoraba besarlo.

Sus manos empezaron a recorrer mi cuerpo, el cual ya se sabían de memoria.

Y yo me dejé llevar con él.

Quité su camiseta y la dejé caer al suelo, a nuestro lado.

Él hizo lo mismo con mi camiseta, y al no llevar sujetador no dudó en llevarse mis pechos a la boca.

Lamiendo y jugando con mis pezones a su antojo mientras yo gemía y me retorcía debajo de él.

Una de su mano bajó hasta mis pantalones, desabrochándolos, levanté las caderas para ayudarlo a quitarlos y él los bajo, junto a mi ropa interior ya empapada de solo haberle besado.

Joder.

Yo hice lo mismo con sus pantalones y él se levantó, se los quitó con los calzoncillos y cogió el condón del bolsillo trasero.

Se lo colocó y volvió a tumbarse encima de mi, ahora notando su gran erección empujando mi entrada.

Gemí al sentir como entraba la puntita y el sonrió.

- Capullo. -me reí.

Entró un poquito más y un gemido se escapó de mi garganta.

- ¿Qué decías pelirroja? -preguntó divertido, me estaba haciendo sufrir el muy..

- Gavi.. -gemí su nombre y él perdió el control.

Le conocía.

Entró en mi de una sola vez y yo enrosqué las piernas en su cintura.

Su boca volvió a mis pechos mientras marcaba un ritmo con sus caderas.

Joder.

Yo gemía con fuerza y escuchaba como sus gemidos quedaban ahogados contra mis pezones.

Era increíble.

Estar con él era un no parar.

Salió de mi y me levantó, haciéndome quedar de rodillas y espaldas a él.

Y entró en mi desde atrás de nuevo, sacándome otro gemido descontrolado.

Sus dos manos cogieron mis pechos y el ritmo aumentó.

Yo me agarraba con fuerza al respaldo del sofá para no caerme y mantenerme firme.

Pero sus caderas chocando contra mi trasero hacían un ruido sordo que me mataba.

Tiró de mi cuerpo hacia el suyo, juntando mi espalda contra su pecho, sin dejar de bajar el ritmo.

Iba a morirme ahí mismo.

- Sara. -murmuró contra mi cuello.

Sabía que iba a venirse.

Apreté mis paredes a su alrededor y fui yo la que se dejó llevar primero, seguida de él, que dejó caer nuestros cuerpos de nuevo al sofá, abrazados el uno al otro.

Nos quedamos así unos minutos, escuchando solo nuestras respiraciones aceleradas.

Hasta que Gavi rompió el silencio.

- Sé mi novia, pelirroja, esta vez bien y de verdad, quiero gritarle al mundo que eres mía, dedicarte todos mis goles y hablar de ti en todas mis entrevistas. -confesó.

- ¿Sin mentiras? -pregunté en un susurro.

- Sin mentiras, solo tu y yo. -aseguró.

Me giré y lo besé, esta vez con dulzura y más lento.

Ese era mi sí.

Y él lo supo.

Me rodeó con sus brazos y nos quedamos así un rato más, simplemente besándonos.

Su novia.

Y esta vez de verdad.

Sin mentiras.

Sin salida +18 - GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora