Vincent Maslow sabía que no debía desearlo, su nuevo asistente temporal estaba completamente fuera de sus propios límites, demasiado joven para él, demasiado impoluto, y aun así no podía apartar sus ojos de él, no podía evitar imaginar los escenario...
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CODY ADLER
Se sentía adolorido, pero era un dolor leve y delicioso, la almohada gentil bajo su mejilla y la mano de Vince contra su espalda acariciando sus fatigados músculos ayudaban a mitigar el dolor. También se sentía agotado, más de lo que se había sentido en cualquier partido de cualquier deporte.
Vince lucía diferente a su usual apariencia, su cabello normalmente acomodado con meticulosidad estaba alborotado, los mechones castaños le cubrían la frente y la mitad del rostro, la piel en su rostro que usualmente era pálida como la nieve estaba ruborizada por el efecto post-coital y su cuerpo entero que parecía por lo regular sólido e inderrumbable se veía agitado y en sus últimas.
Le gustaba eso, por Cody el legendario Vincent Maslow perdió el control y la compostura. Le dio una cierta sensación de poder que no había experimentado antes.
-Espera aquí.- Instruyó Vince dándole un gentil beso en la mejilla. -Vuelvo en un momento.-
Cody sonrió. Como si pudiera caminar después de eso.
El chico permaneció ahí, sintiendo a Vince escurriendo de entre sus glúteos, sintiendo las secuelas de su tacto, disfrutando de su olor, de sus palabras perversas haciendo eco en su mente.
Ansiabas una polla madura y un cuerpo experimentado... No podía estar más en lo correcto. Cody no quería a un chico inmaduro apresurando las cosas y terminando antes de que se quitara el pantalón, quería un hombre que supiera lo que hacía y por azares del destino, lo encontró. Se sentía feliz de que fuera con Vince, el hombre definitivamente cumplía con su palabra, le había dado una primera vez más que memorable.
Vince volvió a la habitación y por el rabillo del ojo Cody lo vio depositar una charola con bebidas sobre la mesita de noche, después lo escuchó entrar al baño por unos minutos, alcanzó a oír el sonido del lavamanos antes de verlo salir con un par de toallas humedecidas.
Tomó asiento al lado de Cody y llevó una de las toallas a sus glúteos.
-Esto puede que moleste un segundo pero prometo que no dolerá.-
Con cuidado, usó su mano izquierda para abrir sus glúteos y la derecha para limpiar sus restos de su orgasmo con cuidado. La suavidad y calor de la toalla se sintió bien contra su piel, la gentileza de Vince se sintió mejor.
-¿Te duele mucho?-
-Solo un poco, a decir verdad esperaba que doliera más. Pero lo hiciste con cuidado y por ello sólo es algo molesto.-
-Bien, prometo que mañana no sentirás nada.-
Apartó la toalla y, siendo el hombre impredecible de siempre, tomó por sorpresa a Cody cuando sintió sus labios y barba en su glúteo derecho mientras le propinaba besos.
-Fuiste muy valiente esta noche, Baby Boy. Daddy está orgulloso de ti.-
Su polla reaccionó bajo su peso, palpitando y endureciéndose de nuevo.
