• XXI •

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Después de ese escandaloso asunto todo volvió a la normalidad en la casa de los Broflovski. Como era de esperarse el joven Schwartz estuvo decaído unos cuantos días más, pero no era nada alarmante. Transmitía y desquitaba su pesar cuando tocaba el piano.

Los días transcurrieron y para el año nuevo el señor Cartman organizó un baile en su finca, así como en julio. Todas las familias de la clase alta del pueblo asistieron. A pesar del frío la gente bebía alcohol y bailaban al ritmo de la música alegre, mientras que en una sala más pequeña y particular el joven Leopold Stotch hacía de repartidor en una partida de póker en un competitivo ambiente con la participación de los señores Cartman y Mccormick junto con los jóvenes Marsh y Broflovski.

Hacían pequeñas apuestas moderadas y se divertían en esa noche de festejo a la par que fortalecían los nuevos vínculos de amistad y bebían whisky.

—Ah, me retiro —Kenny bajó sus cartas.

—Eso me esperaba de un pobretón como tú —se burlaba Eric —. Sube —incrementó el monto de su apuesta.

—Igualo... —respondieron al unísono Stan y Kyle igualando la apuesta.

— ¿Entonces si nos harán descuento para celebrar nuestra boda en abril? —indagaba Stan sirviéndose en su vaso más whisky.

—Naha, no le haré ningún descuento a la señorita Testaputa, sobre mi cadáver —negó el castaño indiferente.

—Ya te expliqué que es un buen negocio, Eric —Kyle rodó su mirada esmeralda ante la necedad del castaño —. Tienes que verlo como una inversión de la cual vas a recuperar mucho más del doble. Será como si invirtieras en publicidad...

—Blah, blah, blah, y yo ya te dije que me importa poco. Tú lo haces para ayudar a tu amigo marica, pero si eso también beneficia a la señorita Testaburger ni loco lo hago, que le cueste. Su familia tiene mucho dinero —Eric continuaba negándose y recibió sus cartas repartidas.

El pelirrojo intercambio miradas con su súper mejor amigo y comprendieron que el castaño no iba a ceder. El día anterior Kyle habló de forma más detallada con él acerca del tema y también recibió un rotundo no. Desconocía que de verdad él se llevara tan mal con Wendy, en público se trataban tan respetuosamente que nunca se lo imaginó.

—A menos que ella me ruegue de rodillas, claro —sonrió Cartman soñadoramente.

— ¡Por supuesto que no, gordo! Yo no permitiría que mi prometida hiciese eso —disintió Stan rápidamente.

Era un hecho que ese trato estaba perdido, y eso molestaba a Kyle. Estaba tan seguro que consiguiría convencerlo, tal vez no lo persuadió lo suficientemente.

El joven Stotch inició la partida e iba poniendo las cartas al centro. Fue una partida muy reñida, en la cual Cartman ganó y Stan terminó retirándose. Kyle también se encontraba en el punto donde era más sabio retirar su apuesta que seguir. Pero su terquedad y ansias de ganarle a Cartman eran más grandes. Igualaron de nuevo la apuesta y Leopold de nuevo moderaba el juego.

Kyle regresó su mirada a sus dos cartas y luego las contrastó con las cartas expuestas en la mesa. Se percató que en esta ocasión le tocó una excelente mano, formaba una "escalera de color", difícilmente Eric podría hacer una mano superior a la que tenía. En esta ocasión tenía asegurada la victoria. Pero cometió el error de no controlar sus gestos. Sonrió desafiante.

—Bueno, igual sería divertido celebrar la boda ahí aún sin un des... —murmuraba Stan con la intención de animar su amigo hasta que fue interrumpido por este mismo.

Eternamente orgullosos y prejuiciosos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora