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Y muchas gracias por sus comentarios, apenas ando leyéndolos y contestándolos, me hacen el día LO JURO 😭💗.

Capítulo largo porque hay mucho chisme :)

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Pasaron unos minutos, y Memo seguía sin pronunciar palabra alguna: estaba pensativo... ¿cómo no estarlo? Acababa de mirar en una situación no muy cómoda a dos chicos que consideraba como sus cachorros.

Nunca pensó que se involucrarían de otra manera, además de que Diego estaba sanando un lazo quebrado muy reciente; imposible que estuviera ya buscando calor en otros brazos.

—¿Memo?, ¿estás bien? —el mencionado sacudió la cabeza y se giró para mirar al otro que tenía cara de preocupación.

—Sí... no te preocupes. Sólo... ellos son como mis cachorros, creo que fue una gran impresión: no me lo esperaba en absoluto —admitió.

—Dale, quizás sólo fue un inocente abrazo entre amigos y ya está —le intentó hacer entrar en razón, pero el alfa no cedía—. No hay que pensar lo peor, confiá en ellos.

—Es que no lo entenderías... conozco a Diego desde cachorro, y nunca fue un fanático del contacto, a menos que fueras muy cercano. Y me sorprende aún más porque a Diego, supuestamente, no le cae bien Kevin.

—¿Por qué decís eso?

—Supongo que son celos, es un omega muy territorial y que entrara otro alfa al mismo tiempo que él se encuentra vulnerable pues... pero no es un tema que me corresponda.

—Oh... dale, dale: entiendo, Memo. Pero no te preocupés, no te hagás pelotas la cabeza hasta que hablen con vos.

Y dicho y hecho, dos voces mezcladas y balbuceando se acercaron a ellos: estaban agitados y apresurados, como que habían discutido mucho. Kevin ya estaba vestido con su pijama, lo cual fue un alivio para el guardameta.

—Oigan, ¡tranquilos! —ordenó el de rizos, y ambos chicos se callaron rápidamente con la mirada baja—. Uno por uno, ¿sí? A ver empieza tú, Kevin.

El nombrado hizo un gesto de descontento: no quería admitirlo pero no había más.

—Yo me estaba bañando porque tengo una cita, y cuando salgo me encuentro con este pendejo en la orilla de la cama sentado —lo miró, señaló y luego le volteó la cara.

Eso indignó al tabasqueño.

—¿Pero a quién le dices pendejo, hijo de tu re pu....? —se abalanzó al más alto para jalarle del cabello, obteniendo un quejido de éste.

Memo se levantó del sofá deshaciéndose con cuidado del agarre del argentino —el cual también se levantó y tomó al más bajo de los hombros—, para ponerse en medio de ambos jóvenes y separarlos.

—¡Ya! Quiero que se controlen, no pueden explicar algo mientras sólo están actuando como animales —exigió con autoritarismo, se alejaron y los más jóvenes entendieron bajando la cabeza.

—Perdón... —soltó el omega mexicano.

—Bueno —Memo ahogó un suspiro, y le cedió el asiento al argentino—, continúa, Kevin.

¿Esto es en directo? | messixochoaWhere stories live. Discover now