45: Olivia.

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—¡Julián!— exclamó Emilia,— Justo te estaba buscando.

—Qué castigo,— se quejó Enzo agarrandose el puente de la nariz. (*)

Julián observaba toda la situación confundido. Valentina seguía con los brazos cruzados y de vez en cuando se miraba las uñas.

—Laura — me llamó él —Con vos quería hablar.

Lo miré dudosa, mi corazón acelerándose al estar en medio de ambos... y sus exs.

Volteé a ver a Enzo, que estaba cabizbajo y luego volví hacia Julián.

—No es momento para esto— dije— Ustedes tienen que jugar un partido importante mañana. Tienen que descansar.

—Ella tiene razón —me apoyó Valentina, —Ya es tarde, y la dejé a la nena durmiendo en el auto. Así que discuten lo que sea después del partido, ¿estamos?

Utilizó un tono demandante que nos dejó mudos a todos, incluyéndola a la jugadora de hockey.

Me pregunté cómo es que terminaron separados ella y Enzo, a pesar de que me diera por las pelotas; los veía bastante complementarios.

Julián dudó un poco pero terminó dándose la vuelta para irse; con Emilia pisándole los talones claramente.

Y Valentina habló de algunas cosas con Enzo antes de encaminarse a la salida; haciendo resonar sus tacos, y agitando las caderas.

Me quedé mirándola embobada hasta que Enzo chasqueó los dedos en frente mío.

—¿Qué te pasa?— preguntó.

—Creo que me enamoré de tu ex.

•••••

El día siguiente transcurrió ... raro.

No había ni siquiera hablado con Julián y Enzo ya que estuvieron todo el día entrenando.

Morena me había parloteado toda la mañana de cómo se levantó a la barman de un boliche ayer y tenían una cita hoy, mientras yo preparaba jarras y jarras de café; contemplando lo hermosa que sería mi existencia si fuese lesbiana.

A la tarde subí al balcón unos segundos para respirar en soledad y me encontré con Valentina a lo lejos.

No quise acercarme porque ella me daba miedo, y aparte porque ni siquiera sabía mi nombre.

Así que me mantuve anónima mirando el atardecer naciente frente mis ojos y disfrutar del...

—Hola.

Me asusté y miré hacia abajo.

Había una niña ahí.

Estirando mi pantalón y con el dedo metido en la boca.

—¿Hola?— contesté, con incertidumbre y la niña sonrió, aplaudiendo.

—Upa— estiró sus pequeños brazos hacia mí y me alarmé completamente, negando con la cabeza y sacudiendo las manos.

Miré alrededor, buscando a quien sea que pueda ayudarme. Los niños pequeños me ponían los pelos de punta.
Ella apretaba sus manos en puñitos con los brazos abiertos, y suspiré rendida, alcanzándola y tomándola en mis brazos, pero manteniéndola a una distancia prudente.

Balbuceaba palabras que no comprendía pero parecía estar explicando algo de su mamá y babeada y aplaudía y se comía el pelo.

—¿Cómo te llamas?— pregunté, y ella me miró confundida; negando la cabeza, sin comprender— Tu nombre. N o m b r e.

—Oli. Oli— dijo emocionada, sonriendo.

—¿Oli?— repetí y ella gritó, feliz.

Analizando mejor su rostro. Creo que se me hacía conocida.

—¿Olivia?— una tercera voz se nos sumó y ambas miramos al costado.

Estaba Valentina acercándose.

—¡Mamá!— exclamó la menor en mis brazos y abrí los ojos con platos.

¿MAMÁ?

La bajé rápido pero con cuidado, y se fue corriendo a los brazos de Valentina.

—¿Qué te dije de hablar con extraños?— la reprimió una vez a su lado, y luego levantó la vista hacia mí —Perdón, la dejé dos segundos y ya se mandó una.

—No, no pasa nada— tranquilicé quitándole importancia al pequeño encuentro con la pequeña.

No pude evitar examinar cada uno de sus rasgos, lo parecida que era a Enzo me ponía los pelos de punta.

Era como él pero mujer, y bebé.

—¿Vos sos la chica que estaba ayer no?— me preguntó ella después de un rato, y asentí— Perdón, ayer nos conocimos en circunstancias extrañas. Me llamo Vale, ¿y vos?

—Laura— le sonreí. Olivia repitió mi nombre entre aplausos—Es idéntica a Enzo— dije sin poder aguantar más ese comentario, obvio, pero necesario.

Ella giró los ojos, pero no parecía fastidiada.

—Ella es más hermosa— jugó con el pelo de la nena, y luego me miró —Y da menos problemas.

Sonreí con ligereza ante su comentario.

—Eso si.

—¿Vos tenes hijos?

La pregunta descolocándole por completo.

Es que a veces se me olvida que no tengo más quince años, y que esa pregunta es casi tan común como preguntar mi nombre o banda favorita a mi edad.

—No.

Ella asintió y luego Olivia empezó a alborotarse señalando un pájaro al otro lado del balcón, por lo que me saludo con rapidez mientras se iba tironeada de una pequeña muy ansiosa.

Y por un momento me pregunté cómo sería tener una familia. Mi propia familia. No era algo que pensara muy a menudo. Ver mi vientre hinchado, y luego un bebé con ojos grandes en mis brazos.

Sacudí esa idea de mi cabeza.

Ni siquiera sabía cómo enfrentaría a ambos.

Qué les diría.

Como terminaría todo.

Suspiré, y alejé los pensamientos intrusivos.

Tenía que tomar una decisión.

La decisión final.

Antes que todo explote y salgan todos lastimados.

en el mejor momento ; enzo fernandez , julian alvarez Where stories live. Discover now