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ovi .- ❛ motín

Inmediatamente, podía significar mil cosas diferentes, y cada posibilidad que se le ocurría era peor que la anterior

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Inmediatamente, podía significar mil cosas diferentes, y cada posibilidad que se le ocurría era peor que la anterior. Podían pasar días, horas, minutos... podían no pasar nada de tiempo, y no había forma de que ella estuviera segura.

Una extraña sensación de pánico comenzó a retumbar en su pecho, alcanzando un crescendo constante cuanto más daba vueltas a las palabras de Rolfe en su mente. No estaba histérica, al menos todavía, pero la desorientación de un mundo al revés no hacía más que agravar su creciente crisis interna.

Rolfe tenía un acuerdo con los Sith o los Separatistas del que ella no tenía conocimiento. Rolfe había estado trabajando para, o conspirando con, la misma gente que sabía que era responsable de lo que le había sucedido a ella todos aquellos años, y ella nunca se había enterado. Val suponía que no debía sorprenderse; Rolfe nunca había rechazado los beneficios –suponía que los separatistas al menos pagaban bien por su inmoralidad– debido a sus prejuicios personales, pero aun así le pareció un golpe en las costillas.

A pesar de la brecha que había surgido entre ellos, Val había creído saber quién era Rolfe, pero ahora no estaba segura de conocerlo del todo. Lo único que sabía con certeza era que el líder de los separatistas venía por Anakin.

El Conde Dooku.

Hacía años que no oía ese nombre, esa voz. La última vez que lo había oído, estaba tumbada boca abajo en un montón de nieve, con el sabor de la escarcha y la sangre en los labios; los ojos de su mentor pálidos y sin vida ante ella. El acólito Sith había matado a su mentor, y Valerie murió solo unos días después.

Val era una pobre imitación de lo que solía ser.

Tropezó y el mundo se inclinó. Se agarró a la pared para apoyarse, con el pecho apretado y la garganta cerrada. Apretó los ojos, tratando de obligarse a respirar, a calmarse, a seguir caminando.

La habitación de Rowan está al final del pasillo, sigue adelante.

Val no había querido volver a ver a un Sith mientras viviera –el brillo rojo del sable láser corrupto era el telón de fondo de sus pesadillas– y ahora el más peligroso venía hacia aquí, hacia Anakin. No sabía qué hacer. No le cabía duda de que si los Sith se hacían con Anakin, por la razón que fuera, no saldría indemne, si es que salía. Ella no había sido capaz de alejarse.

El esfuerzo que le suponía poner un pie delante del otro, mantenerse erguida, solo era comparable al primer paso que había dado después de que le implantaran el corsé; entonces, se había caído y se había quedado en el suelo, con las lágrimas manchando su rostro. Ahora no podía permitirse el lujo de derrumbarse, a pesar de que su pierna y su corazón sangraban. Se armó de valor y siguió adelante.

Entró en el pasillo de la residencia, los tonos grises se mezclaron hasta que apenas pudo distinguir por dónde iba. Finalmente, encontró la puerta de Rowan. Agarró débilmente la manilla, fallando varias veces, antes de poder agarrar el pomo y empujar la puerta para abrirla.

AT WORLD'S END (anakin skywalker) / o.hWhere stories live. Discover now