47. Sam Winchester

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Viernes por la noche en un bar. Mucha gente de aquí para allá, charlando, bebiendo y ligando. No había nada nuevo, al menos eso pensó el mayor de los hermanos.

Tomó asiento en la barra y sonrió a una joven rubia. Mantuvieron una pequeña charla mientras el daba un sorbo al contenido de su vaso.

- Y dime, ¿tienes novio?

- Sí, si tengo. - comentó con una sonrisa mientras miraba por detrás del hombro de él.

- Está detrás de mí. - zarandeó levemente el vaso en su mano. ¿Verdad?

La sonrisa se esfumó de sus labios cuando el tío lo cogió por la chaqueta y lo levantó.

- Así que eres el novio. Yo soy Dean, un placer conocernos. Lamento que sea en esta incómoda situac-.

Lo lanzó contra una de las mesas. La clienta no sufrió daño pero Dean sí.

- Hey, tú. ¿Eres imbécil o te lo haces? - miró al chico furiosa mientras se ponía en pie. - Me has tirado encima la puta cerveza.

- Perdona, solo le daba un escarmiento a este tío.

- Vale, ahora respóndeme a esto. ¿Era necesario lazarlo contra una puta mesa ocupada? Literalmente, en la de al lado no hay nadie, joder. - todos miraron la susodicha, incluido Dean, que se levantaba del suelo.

- Bueno, no estaba como para pensar en eso, yo quería lanzarlo contra algo duro y eso hice.

- Tampoco es que tengas pinta de pensar mucho. - Dean miró de reojo a la chica y sonrió, cayendo un poco de sangre de sus labios.

- ¿Te estás burlando de mí? - se acercó desafiante. El Winchester fue a ponerse en medio pero, antes de poder hacerlo, el chico alto y fuerte había sido estampado de una patada contra las sillas de la barra.

- Sí, eso hacia. Por si no lo habías pillado. - miró a las trabajadoras, a una en concreto. - No pienso pagar por destrozos, tu noviecito empezó. - miró su ropa sucia. - Y quiero una copa gratis, ya. - espetó, muy seria. Obtuvo un asentimiento de cabeza con miedo de la tía. - Y tú. - lo señaló con su dedo. - se te ve fuerte, seguro que podrías haber acabado con él de un solo golpe. Así como he hecho yo. - lo analizó. - ¿No lo hiciste por compasión?

- Quizás. - su actitud cambió a una chulesca mientras sonreia a la chica. - ¿Te gustaría que dijera que sí?

- Espero que por tu bien no estés empezando a ligar conmigo. Porque si es así acabarás peor qué él.

- ¿También tienes novio?

- No.

- ¿Entonces que te detiene? - preguntó relamiéndose el labio.

- No voy a follar contigo. No eres mi tipo.

- ¿Ah, si? - dio pasos hacia delante, despacio. -¿Segura?

- Mucho.

- ¿Y quién si lo es?

- sonrió satisfecha por la pregunta. - Ese de ahí.

Ambos miraron en la misma dirección, por la puerta entraba un chico alto, de cabello castaño largo por encima de sus fuertes hombros. Juraría que por la distancia sus ojos eran de un color verde.  Quería verlo más de cerca para comprobar si ese dato era cierto o no.

- Dean. - comentó él. - ¿No era que solo ibas a pedir cervezas para llevar? - lo miró frunciendo el ceño. Enseguida observó mejor la escena. Una mesa con bebida desparramada y rota. Su hermano con rasguños en la cara y se le notaba algo adolorido aunque lo disimulaba bien. Luego vio como la chica de la barra hablaba con un hombre herido también y ponía una cerveza, que inmediatamente fue cogida por la mujer que había visto al lado de su hermano. - ¿Qué has hecho?

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