11 | Dos cascos son mejor que uno

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Stella

Ese día que discutimos ella no llegó a dormir, estaba empezando a preocuparme por Fernanda, pero entendí que no había que hacerlo cuando la vi al siguiente día cerca de la facultad riéndose con Fredy y poco después lo besó, hasta donde tenía entendido su novio era otro.

Así pasaron los días, ella una vez más no me habló y yo tampoco tenía ganas de estar cerca de ella, por primera vez decidí que quien se acercaría a pedir perdón no sería yo.

—Ya pasó mucho tiempo y ella no regresa, solo la veo en las clases y ya está ¿Dónde crees que se esté quedando? —pregunté, pero Javi parecía más atento a su celular que a nuestra conversación —parece que le estoy hablando al árbol —y él no respondía —Javier —agité mi mano frente a él.

—Perdón —apagó el celular esta vez mirándome —me distraje.

—Lo noté ¿Todo en orden?

—Sí, es solo que —dejó la frase en el aire.

Permaneció callado unos segundos con la mirada perdida, el aire helado golpeaba nuestros rostros, los fríos de noviembre son difíciles de soportar aquí en Clawood y, aun así, Javi decidió que era buena idea charlar en las bancas al aire libre.

—Asumo que se trata de algo malo —hablé para romper el silencio.

—No, no es eso. Hoy estuve con una una chica que llegó ayer a la facultad, charlamos un poco y la verdad es que congeniamos bien, la cosa es que salió a tema la escuela, las leyes y una cosa llevó a la otra cuando

—Javi —lo detuve al notar que estaba hablando muy rápido —toma un respiro y luego continua.

—Bien —al menos se relajó un poco —hasta donde tengo entendido Amelia vino

—¿Amelia?

—La chica nueva que conocí, dijo que está en esta escuela porque sus padres se mudaron, pero ella quiere superarse ¿Me explico? Busca otra escuela a la cual irse lejos de sus padres y eso, me comentó que habrá una convocatoria o algo así, es lo que estaba revisando.

—¿Hablas de cambiarte de escuela?

No había sido consciente de la forma en la que lo había dicho, como si me sintiera ofendida. Fue entonces que pareció reaccionar.

—¡No! Claro que no, solo revisaba la información por mera curiosidad, es hasta la ciudad de México, imagina todo lo que tendría que planificar si quisiera irme, gastos de alojamiento, el costo de la escuela, si tengo que trabajar o conseguir una beca, no sé son demasiadas cosas que de solo pensar me siento abrumado.

—¿Así que solo fue curiosidad?

—Sí —respondió sin mirarme —solo es eso.

Lo conocía demasiado bien, me estaba mintiendo, pero en algo tiene razón, son demasiadas cosas que pensar seguro que es algo que ni siquiera considera, está bien, no es algo por lo cual preocuparse.

—¿Llegué en mal momento? —Erick se sienta a mi lado —percibo la tensión.

—Qué bueno que llegaste porque no quería dejar a Stella sola —fruncí el ceño —tengo que terminar unos trabajos, pero nos vemos después, mañana es día de películas no lo olvides.

—Claro.

Había algo diferente en el ambiente como si hubiéramos pasado de la tranquilidad a la inquietud en tan solo un segundo.

—Te traje esto —dejó frente a mí un café, una vez más con una carita feliz.

—La cafetería está cerrada hoy —me detuve a verlo.

Escapando del amor Where stories live. Discover now