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CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE
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—Rafa —Me quejé—. ¿Ya nos podemos sentar?
La morena frunció el ceño y negó fervientemente. Por supuesto que no me iba a dejar tomar asiento, ella quería recorrer cada tienda del shopping... ¡y este lugar tenía cuatro pisos!
Bufé, siguiéndola mientras cargaba unas cinco bolsas. Solo estábamos nosotras dos porque los niños y Nadine decidieron ir al cine, la madre del jugador quería pasar tiempo de calidad con su nieto y mi hermana, así que se libró de Rafa y me la dejó toda la tarde para mí.
Neymar padre se había marchado en la mañana. Al parecer, la discusión con Junior había abierto una grieta entre los dos que sería difícil de cerrar. Luego de esa conversación que habían tenido en la piscina del hotel, el hombre se había encerrado en su habitación, empacado sus cosas y terminó comprando un pasaje de avión con destino a Brasil.
Me dio mucha tristeza que sus vacaciones terminaran tan pronto. Quizás si fuera un poco menos egocéntrico y no tan egoísta, podría disfrutar más de la vida. Estaba rodeado de personas maravillosas, tenía dos hijos increíbles, una mujer que había estado para él en sus mejores y peores momentos, y un nieto que lo adoraba, pero Neymar no daba el brazo a torcer.
Nadie lo detuvo cuando cruzó la puerta de salida del hotel y, a pesar de que Junior no dijo una sola palabra, su mirada delató lo decepcionado que estaba de su padre. Parecía tan indefenso ahí de pie frente a las puertas de vidrio, mirando como la camioneta negra se alejaba...
— ¿Qué te parece este conjunto? —Preguntó mi cuñada, sacándome de mis pensamientos.
Observé la tela de arriba abajo, era un conjunto de ropa interior de encaje rojo, muy llamativo y para nada discreto.
—Está lindo...
— ¿Por qué no te lo pruebas? —Sugirió.
No pude evitar soltar una carcajada, pero al ver que Rafa no se reía, me puse seria de golpe. La morena no estaba haciendo una broma, realmente quería meterme dentro del probador para que pudiera colocarme el conjunto.
