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Dio el décimo suspiro del día.

Realmente había sido un día muy agotador, Dazai tuvo que grabar varias escenas junto a sus compañeros de trabajo porque estaban atrasados.

Y lo peor de todo es que Chūya no había venido al trabajo hoy.

Definitivamente no era su día, tenía que soportar a la chillona de Yuan, tenía que soportar al detestable director Mori y tenía que soportar a Tachihara preguntando por Chūya.

No veía la hora de irse a casa y dormir dos eternidades.

No podia sacarse de la cabeza el bonito momento que tuvieron en la mañana cuando despertaron juntos en la misma cama.
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— Chūya~ ¿Dormiste bien? — preguntó con una sonrisa al tener tan cerca suyo el rostro del más bajo.

Era de mañana y ambos estában acostados en la cama de Chūya.

— No dormí bien, tus ronquidos no me dejaron dormir bien, idiota — se quejó con una notable molestia.

— ¡Yo no me quejo de las patadas que das! Yo estoy durmiendo plácidamente y tú me vuelas de una patada al suelo — lloriqueó con exageración.

— Tú eres el que quiere siempre dormir conmigo, así que acostumbrate — habló el pelinaranja.

Dazai volteó a ver fijamente el rostro calmado del pelinaranja con una sonrisa.

Este se dio cuenta de la acción del castaño y lo imitó.

Chūya pudo notar un brillo en sus ojos.

— ¿Qué miras? — nervioso se sentó en el colchón cortando el contacto visual.

— Lo enano que eres — dijo y corrió para encerrarse en el baño con Chūya corriendo con él detrás suyo— ¡Amor y paz Chūya! — gritó del otro lado de la puerta.

El pelinaranja se cansó de golpear la puerta y comenzó a reír.

Sentía un cálido sentimiento en el pecho.

————————♤————————

Había llegado la hora de irse a su higar después de una larga y agotadora jornada laboral.

Tomó su teléfono para escribirle a aquel enano que alegraba sus días.

Chūyaa♡

-Chibi ¿Por donde andas?
19:11

Chūyaa♡
- Estoy en mi casa.
19:13

Chūyaa♡
- Dazai, necesito tu ayuda.
19:14

-¿Qué ocurre?
19:14

-¿Chūya?
19:15

Chūyaa♡
- Solo ven.
19:16

Dazai no lo pensó dos veces y corrió en dirección a la casa del pelinaranja, corrió por aquel atajo que solo ambos conocían, corrió como nunca, le preocupaba el hecho de que le haya pasado algo malo.

Llegó a la puerta y comenzó a golpearla con fuerza, no podía oír nada dentro.

— ¡Chūya! — gritó sin recibir respuesta. — ¡Chūya! ¡Abre la puerta, por favor! — volvió a gritar, rogando que no haya ocurrido nada malo.

¿¡Que mierda le ví?! // SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora