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Tú no eres mi novio..
Y yo no soy tu novio..
Pero no quieres que vea a nadie más.
Y yo no quiero que veas a nadie más.

...

Digamos que desde aquel acontecimiento que habían tenido Dazai y Chūya fuera del departamento del pelinaranja, habían ocurrido una cantidad increíble de cosas.

La gran parte de los seguidores de ambos se habían tomado muy bien aquella foto en la que se encontraban ambas figuras públicas besándose.

Pero también había gente que se lo había tomado muy mal.

Después de que esa foto haya sido subida a internet, tanto Nakahara como Dazai habían perdido muchos seguidores y gente que los apoyaba.

Y habían comenzado a recibir muchos mensajes de odio insultandolos por esa foto.

Realmente a Dazai le importaba un comino lo que dijeran de él porque claramente si había gente que ahora lo odiaban solamente por aquella foto.

Pero apreciaba y agradecía a la gente que lo seguía apoyando aunque hayan visto esa foto.

Lamentablemente no podemos decir lo mismo de Chūya.

Debido a que el pelinaranja era actor y cantante, tenía a muchos periodistas preguntándole sobre su supuesta pareja, sobre su orientación sexual y más cosas así.

Y eso comenzaba a molestarle. Sabía perfectamente que se había convertido en una figura pública pero no podía evitar comenzar a estresarse.

No había hablado con el castaño hace una semana.

Chūya creía que Dazai sería el primero en buscarlo pero no fue así.

Se veían en el estudio de grabación debido a que trabajaban en el mismo lugar y eran compañeros.

Aunque eso no duraría mucho, en algún momento tendrían que hablar.

Nakahara hace unos días había recibido un mensaje de un chico, que le hacía una propuesta bastante interesante.

Donde básicamente le pedía hablar sobre el tema de los mensajes de odio y faltas de respeto que había recibido el pelinaranja y le aseguraba que el podría tener la solución a su problema si le dejaba.

Y allí se encontraba él, en una cafetería bastante colorida, donde le había citado aquel chico extraño, por cuestiones de seguridad había averiguado sobre él y le había sacado información sobre su persona.

Claramente no quería que vendieran sus órganos.

La mesa tenía como decoración un florero con unas bellas camelias, el lugar era muy acogedor, las paredes con un color beige con unos tulipanes dibujados en ella, en caja habían unos adolescentes atendiendo a unos clientes, no había mucha gente.

Revisó la hora en su celular y era tal como pensaba, aquel misterioso chico que le había citado en ese lugar tan bonito estaba llegando cinco minutos tarde.

Llevaba puesto un pantalon ajustado negro con una camisa azul oscura arremangada, no se había esmerado mucho en su forma de vestir ese día, estaba algo cansado.

La campana que se encontraba en la puerta indicó que alguien había entrado y su vista se fijó en el hombre que había entrado y que ahora se acercaba a su mesa.

Pudo ver una cabellera blanca que por más corta que parezca, tenía una trenza, era alto, y tenía un extraño sombrero con una extraña vestimenta, llamaba mucho la atención y hasta podía asegurar que estaba haciendo un tipo de cosplay de un payaso.

¿¡Que mierda le ví?! // SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora