repetir

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Desperté en la mañana con el sonido de la alarma. Me levanté con lentitud y me dispuse a hacer la rutina de la mañana antes de ir al trabajo. Me bañé, me cepille, desayuné, me vestí y finalmente me dirigí al parqueadero del edificio para buscar mi moto y dirigirme a la oficina.

Aparentemente sería un día lluvioso por cómo se veía el cielo, por ese mismo motivo decidí andar con precaución en las calles por si llegaba a llover en algún momento. Me detuve en el semáforo en rojo y espere pacientemente a que cambiará de color de nuevo. Unas pequeñas gotas de lluvia comenzaron a caer poco a poco. Desafortunadamente no había llevado nada para cubrirme por lo que inevitablemente estaría empapado en unos minutos.

El semáforo cambio y aceleré, sin embargo una moto se atravesó con rapidez en mi camino así que maniobré y gire lo más rápido que pude hacia la dirección contraria librandome de estrellarme contra ella, aún así, una bocina llamo mi atención y sin que me lo esperará un autobús que había acelerado al ponerse la luz verde, choco con fuerza llevándome por delante. Todo pasó tan rápido que lo único que hice fue cerrar con fuerza los ojos y concentrarme en el sonido de la bocina, esperando a que llegara mi final.

Pero eso no fue lo que pasó, mi final no llegó, en lugar de eso desperté de nuevo en mi cama, escuchando la alarma sonar, avisando que debía despertar e ir al trabajo.

Me sentí desorientado por unos minutos pero finalmente preferí pensar que eso era solo un sueño. Procedí a hacer lo mismo de siempre y salí con rapidez del edificio. Al llegar afuera noté que el día estaba igual al de mi sueño. Sabía que no era real, pero a pesar de eso, un escalofrío recorría mi cuerpo al recordarlo.

Después de meditarlo por unos minutos, decidí tomar el autobús en la esquina más cercana de casa. Espere pacientemente sentado en la parada. Al igual que en mi sueño comenzó a llover pero por suerte estaba bajo un techo que me protegía de la llovizna.

Vi a lo lejos como se acercaba el autobús que me servía para ir a la oficina así que me puse de pie y espere un poco más. Subí, pagué y me senté. Pero un estruendo llamo mi atención: un motociclista se había estrellado contra el autobús que iba al lado. Pensé en que ese motociclista hubiera podido ser yo, tal cual como en mi sueño y me estremecí de la impresión.

Deje pasar ese hecho y agradecí haber llegado a salvo a la oficina. Saludé a la secretaria y camine directo al ascensor para subir al décimo piso. Espere a que las puertas se abrieran y entre, oprimi el botón correspondiente y espere de nuevo, sin embargo algo pasó: las luces del elevador comenzaron a parpadear y este se detuvo. Me quedé estático en mi sitio y en menos de un segundo pude sentir como el ascensor se venía abajo. Escuché la sirena de emergencia mientras caía, me hice un obillo en el suelo y espere lo peor.

Desperté de nuevo escuchando la alarma. Me levanté sobresaltado y sudando. No sabía que estaba pasando. ¿Estaba teniendo un sueño dentro de otro sueño? No tenia sentido, no le encontraba el sentido a eso, era ilógico.

No sabía si ir al trabajo puesto que salir de la casa me  causaba terror. Caminé en círculos en la habitación pensando en que hacer. Estaba muy confundido. Trate de pellizcarse para saber si este también era un sueño, pero senti el dolor y no desperte de nuevo. Aún así, desconfiaba de todo. Decidí al final no ir al trabajo y excusarse con mi jefe diciendo que tenía una emergencia familiar.

Me quedé en casa y pase la mañana cocinando para desestresarme. Comí huevos estrellados con jamón y queso, acompañado de jugo de naranja. Era un desayuno promedio.

Luego, en la tarde, decidí distraerme viendo alguna película que pasaban por la tv para que finalmente, después de un largo rato, me quedará dormido en el sillón de la sala.

Me despertó los gritos y golpes que provenían de la puerta. Abrí los ojos y lo primero que ví fue fuego. La casa estaba en llamas, la cocina estaba casi destruída y el fuego se expandia con rapidez. Caminé lento, agachado, casi gateando. Sentía que me costaba respirar y que perdía fuerzas, la vista se me nublaba y la garganta se sentía áspera. No logré llegar a la puerta, caí inconsciente antes de lograrlo y lo último que logré escuchar eran los gritos de los vecinos.

Cómo ya era costumbre, desperté de nuevo con el horrible sonido de la alarma. Me sentía perdido y desesperado, no sabía que hacer, no me sentía seguro ni en mi propia casa. Quería que esto parará pero no sabía cómo, estaba enloqueciendo. En un ataque de desesperación grite lo más fuerte que pude desahogandome un poco. Después, sin importarme la facha que llevaba salí de mi hogar hacia la calle y comencé a deambular. La personas me evitaban y me miraban con extrañeza. Supongo que pensaban que era un vagabundo.

Estuve horas y horas caminando, no quería estar en un solo lugar por miedo a lo que me podría pasar. Finalmente, llegó la noche y al ver que no habia ocurrido nada fuera de lo común decidí volver a casa. No sabía qué horas eran, pues no había llevado en móvil, pero suponía que debían ser entre las siete o las ocho de la noche.
Me faltaba unas tres cuadras para llegar al edificio en dónde estaba mi apartamento cuando fui interceptado por dos hombres, me tomaron con fuerza de los brazos y me llevaron a un callejón que había cerca. Eran ladrones.

Insistían en que les diera mis pertenencias pero por desgracia o suerte no llevaba nada. Comenzaron a golpearme y a gritarme, trate de defenderme tirando un par de golpes hacia ellos, sin embargo, fue en vano. No sabía que había hecho yo para merecer esto, no sabía cuál era el mal que había hecho para que me pasará esto, pero sentía que ya era suficiente castigo, pero la cosa no paro ahí: cuando logré acertar un golpe a uno de los hombres, enojado, este saco una navaja brillante y me la enterró a un costado del torso. Sentí como poco a poco me desvanecía y esperaba esperanzado a que el día se iba a repetir y podía evitar esto, pero esto no pasó. Por más que esperé y cerré con fuerza los ojos nunca llegó ese momento. Nunca más escuché el sonido de la alarma.

 Nunca más escuché el sonido de la alarma

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Historias que escribe mi gato a medianoche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora