CAPITULO 37

4.1K 203 80
                                    

*Brooke*

Llegamos al piso después de aparcar el coche en el parking

Tire las llaves del piso encima de la mesita con el elefante de Bill, no se cuanto tiempo le he hecho la oferta de que lo quitase, pero no había forma, por más que se lo decía pasa de mi y dice que no lo va a mover, así que... me tendré que joder.

Note que alguien me abrazaba por detrás.

ME gire un poco confusa ante su contacto, la verdad. No me lo esperaba para nada.

-¿Qué haces?- le dije confusa entre risas mientras lo miraba a esos ojos verdes

-Nada- me dijo tan tranquilo

Como si esta sensación que tenia de nervios recorriéndome cada parte de mi cuerpo solo fuese mía.

-¿Como que nada?- levante una ceja

-Ahora no puedo hacer nada con mi novia o que- dijo apretándome aún más hacia él.

-Pues no-

-Pues es una lástima-

-¿Por qué?- no entendía nada

-Porque tengo muchas ganas de hacer cosas con ella- susurro mientras situaba su boca a centímetros de mi oído

Una ráfaga de electricidad me recorrió cada rincón de mi cuerpo

Joder, dios.

Bajo su mano, desde mi cintura hasta...

Se quedo justo encima de mi trasero

Dios, Brooke relájate

No te esperabas esto eehhh

No, y mucho menos después de los cacaos mentales que he tenido

-Una lastima que ella no quiera- me volvió a susurrar, esta vez dejando un beso húmedo en el punto justo detrás de la cabeza que me volvía...

-Hudson- dije prácticamente como autoreflejo, no me podía controlar dios, con él no.

-¿Listilla?- susurro aún más cerca de mi oído

No podía mas

Simplemente con eso...

Ya he perdido el control

Ya lo he perdido

Ya me he perdido a mí, por completo

-Joder- murmure, era lo único que me salía.

Note como las manos de Hudson me atraían aun mas a él, acortando cada puto centímetro que quedaba entre ambos.

Una mano la metió debajo de mi abrigo, subiendo hasta quedar a la altura de mi cintura. Notaba perfectamente el frescor que desprendía del frio de New York a estas horas. Y la otra la volvió a bajar, pero esta vez del todo, hasta a la altura de mi trasero. Note como lo apretaba suavemente.

Joder Hudson, ¿Qué me haces?

-Hudson- le advertí, mirándolo a los ojos

-Prefiero que me llames amargado, la verdad- dijo tan tranquilo

¿Por qué él estaba tan relajado y yo estaba tan sumamente nerviosa? No lo entiendo.

La tensión entre nosotros dos era cada vez mayor

Yo no venia con la idea de que esto iba a ocurrir al llegar a casa, joder. Necesitaba que mi mente lo tuviese asimilado

-Prefiero llamarte mío- le susurre acercándome a su oído

SENTIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora